Mi querido Tolico:
Un común gorrión, como tú sabes, ha querido usurpar tu lugar en esta casa este fin de semana. Lo lamento por él, pero los hados lo impidieron y no me apena. Para bien o para mal, eres único e irreemplazable. ¿Me queda algo por escribir al respecto? Al grano, de verdad, pues.
Lorca, como a todo ser humano de bien, me ha llegado al alma. Los japoneses se escandalizan de que unos, para ellos, bailes de salón destruyan una urbe, pero, ya se sabe que España es diferente. Quiera quien posea capacidad de decidir que, más allá del 22 de mayo, Lorca materialice las promesas de que está siendo objeto.
EE.UU., con su imperfecta democracia —¡cuán mejorable es la nuestra!—, acredita con los hechos una vez más que no se doblega ante los poderosos. Su justicia se pone la venda y trata al francés Dominique S.K. como a un ciudadano anónimo. Seguro que la realidad habrá rebajado de cuajo su libido hasta niveles inimaginables para él. ¡Chapó!
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