jueves, 30 de junio de 2011

«Yo también» (José Luis Sampedro)


«Yo también nací en 1917. Yo también estoy indignado. También viví una guerra. También soporté una dictadura. Al igual que a Stéphane Hessel, me escandaliza e indigna…» (José Luis Sampedro en el prólogo a ¡Indignaos!, de Stéphane Hessel).

martes, 28 de junio de 2011

Suma y sigue

domingo, 26 de junio de 2011

Yo quiero, ¿y tú?

jueves, 23 de junio de 2011

Una vez más, el color del cristal

miércoles, 22 de junio de 2011

Cinco modos bien distintos de informar acerca del mismo hecho





La Cámara baja acoge el primer debate sobre el Movimiento 15-M


Mi querido Tolico:

Observo con curiosidad e interés el tratamiento que los medios de comunicación dispensan al Movimiento 15–M y destaco que los de ideología próxima al centroderecha le denuestan y le dan estopa desde los cuatro puntos cardinales, queriendo ahogarlo; mientras que los posicionados en el centroizquierda mantienen una posición más ecuánime, en sintonía con la aproximación que ensaya el partido que supuestamente ostenta esa ideología. Por su parte, el Congreso constata la existencia del Movimiento y debate en torno a él. Del Diario de Sesiones entresaco estas intervenciones (juzga tú mismo, amigo, lo bien que suenan algunos párrafos. Si uno no estuviese tan curtido, sería sensible a su música, pero…).

Joan Ridao (ERC):

No me siento, señorías, un títere del sistema, ni me siento dócil ante los poderosos, ni prepotente ante los ciudadanos como en algún momento ha insinuado algún portavoz de ese movimiento. […] No tiene nada de malo que esta democracia representativa, que este Parlamento, pueda cambiar algunas cosas y que escuche este auténtico aldabonazo ético que supone el movimiento 15-M que, por un lado, nos reclama una salida más justa y más equitativa a la crisis social y económica que estamos padeciendo, mayor valentía con los bancos, mayor valentía con las eléctricas, mucho menos con los trabajadores, clases populares y capas medias pero que, por otro lado, también nos exige una democracia más participativa, más real y más plena [...]. Algunas las plantea ese movimiento: la reforma del sistema electoral para que sea más proporcional, más participativo; la revocación de mandatos; la limitación de los mismos; facilitar la iniciativa popular; facilitar los referéndums y consultas populares; la desaparición de algunos privilegios de la mal llamada clase política en los que, por cierto, esta Cámara, con el impulso de su presidente, ya está avanzando.

José María Lassalle (PP):

Quienes formamos parte de este hemiciclo no somos ni una clase ni tampoco una casta. Somos ciudadanos que hemos asumido el honor de representar a los ciudadanos de nuestro país y debemos ser capaces de transmitirlo ejemplarmente.

Carlos Salvador (UPN):

Hoy, señorías, la ciudadanía nos exige un paso más en esa transparencia. Por eso, la enmienda que presentamos pide que esta Cámara manifieste su voluntad de poner en marcha un registro oficial público de lobbies, de grupos de interés, que permita la publicidad de los contactos y reuniones de los distintos grupos y parlamentarios con todo tipo de afectados e interesados en la actividad legislativa de la Cámara.

Victoria Monteseirín (PSOE):

Señorías, en los últimos años hemos avanzado en transparencia, en austeridad, hemos definido más y mejor las incompatibilidades de los representantes públicos y, con ello, hemos contribuido a mejorar el sistema democrático, siendo esta una tarea de todos los días y de todos nosotros.

Aitor Esteban (PNV):

Eliminamos los problemas de oscurantismo que había en el tema de financiación de partidos políticos. Bien, ¿quiere debatir otra iniciativa? Por nosotros no será, pero, una vez que se debaten estas cosas y se aprueban, sacar inmediatamente otra iniciativa de este tipo lo único que hace es sembrar dudas, sembrar dudas cuando no existen. En fin, por nosotros, de acuerdo, en esta y en otras mociones, hasta la próxima moción que traiga la ola, a fin de que nos fustiguemos. Desde luego, cuente con nuestro voto favorable.

Jordi Jané (CIU):

Como nos cuesta mucho defenderlo, debemos ser nosotros los primeros en sacar pecho a favor de la función parlamentaria y democrática. Todos estamos aquí de paso, todos tenemos después procesos electorales en los cuales va a ser la ciudadanía la que va a definir finalmente quiénes estamos aquí y quiénes no. Al final, tenemos el deber de defender ante la opinión pública y ante el conjunto de los poderes públicos el valor del voto, el valor de la democracia representativa, porque esto nos legitima a todos, pero, sobre todo, a la sociedad en su conjunto.

martes, 21 de junio de 2011

¿No a la guerra?

lunes, 20 de junio de 2011

«¡Oooolé!»

domingo, 19 de junio de 2011

La responsabilidad, del empedrado

Mi querido Tolico:

He aquí que, ahora, el señor vicepresidente del Gobierno se cae del guindo y descubre que la educación es la clave para salir de la crisis —¡vaya satisfacción!—, y, en una formidable maniobra de distracción, se agarra al áncora de salvación del MIR para educadores. ¡Chapó! Hasta el más torpe de los contribuyentes es capaz de leer entre líneas y entender que el señor Rubalcaba carga sobre las espaldas de los docentes la responsabilidad de lo que el país está sufriendo. Que los hados le gratifiquen con lo que se merece.

Brille la selección docente en función de la formación, de la capacidad y del mérito de los aspirantes, pero, que no se engañe el político y que no pretenda engañar a España: en el último cuarto de siglo, en aras de no sé qué, la educación malvive rehén del poder político, y soy pesimista respecto de su evolución por muchos MIR con que pretendan engañarnos tirios o troyanos. Y como muestra, la celebración del «Día E» que ayer puso en marcha el Instituto Cervantes en todo el mundo, noticia de primera con que abrieron los informativos. Reposado el gozo del primer instante, no pude evitar preguntarme cuántas familias españolas se ven imposibilitadas de escolarizar a sus vástagos en castellano cuando países como Reino Unido, Estados Unidos o Brasil ofrecen el estudio del castellano a sus estudiantes como segunda lengua, después de la nativa. ¡Por favor, señor ‘vice’!

sábado, 18 de junio de 2011

A tomar nota

viernes, 17 de junio de 2011

Pon tú el título


¿Es la respuesta?

miércoles, 15 de junio de 2011

¡Desgraciados!


Mi querido Tolico:

PSOE y PP, PP y PSOE unieron sus votos hace unos meses para desalojar al PNV de Ajuria Enea. Ahora lo hacen para cortar las alas a Cascos. Y yo me pregunto: ¿por qué no unen sus fuerzas para hacer frente a la situación límite en que nos encontramos? ¡Desgraciados!

Despreciables los delincuentes y despreciables quienes los tapan, ¿o es demagogia?

domingo, 12 de junio de 2011

La conquista de Sevilla


Mi querido Tolico:

Cierro los ojos, y también sin cerrarlos, puedo ver a mi maestro don José relatarnos con pasión hace casi medio siglo la epopeya de Payo Gómez Chariño y los marinos de «nuestra comarca» en pos de la conquista de Sevilla al infiel a mediados del XIII. El primer señor de Rianxo hizo gala de su valor, o tal vez de su osadía, añado yo, al dar un paso al frente como voluntario para cortar la cadena que cruzaba el Guadalquivir en las inmediaciones de la capital andaluza y facilitar el acceso a ella de la Armada cristiana, lo que se traduciría para Noia en una cadena rota en su escudo.

Unos cientos de años después, Sevilla vuelve a ser conquistada. Quieran los hados que sea para mejor.

sábado, 11 de junio de 2011

Cedo la palabra a Antonio Muñoz Molina


Mi amigo Antonio G. me envía este artículo de su tocayo Antonio Muñoz Molina. Paladéalo y reflexiónalo.

Hora de despertar
«He pensado desde hace muchos años, y lo he escrito de vez en cuando, que España vivía en un estado de irrealidad parcial, incluso de delirio, sobre todo en la esfera pública, pero no solo en ella. Un delirio inducido por la clase política, alimentado por los medios, consentido por la ciudadanía, que aceptaba sin mucha dificultad la irrelevancia a cambio del halago, casi siempre de tipo identitario o festivo, o una mezcla de los dos. La broma empezó en los ochenta, cuando de la noche a la mañana nos hicimos modernos y amnésicos y el gobierno nos decía que España estaba de moda en el mundo, y Tierno Galván -¡Tierno Galván!- empezó la demagogia del político campechano y majete proclamando en las fiestas de San Isidro de Madrid aquello de "¡ El que no esté colocao que se coloque, y al loro!" Tierno Galván, que miró sonriente para otro lado, siendo alcalde, cuando un concejal le trajo pruebas de los primeros indicios de la infección que no ha dejado de agravarse con los años, la corrupción municipal que volvía cómplices a empresarios y a políticos. Por un azar de la vida me encontré en la Expo de Sevilla en 1992 la noche de su clausura: en una terraza de no sé qué pabellón, entre una multitud de políticos y prebostes de diversa índole que comían gratis jamón de pata negra mientras estallaban en el horizonte los fuegos artificiales de la clausura. Era un símbolo tan demasiado evidente que ni siquiera servía para hacer literatura. Era la época de los grandes acontecimientos y no de los pequeños logros diarios, del despliegue obsceno de lujo y no de administración austera y rigurosa, de entusiasmo obligatorio. Llevar la contraria te convertía en algo peor que un reaccionario: en un malasombra. En esos años yo escribía una columna semanal en El País de Andalucía, cuando lo dirigía mi querida Soledad Gallego, a quien tuve la alegría grande de encontrar en Buenos Aires la semana pasada. Escribía denunciando el folklorismo obligatorio, el narcisismo de la identidad, el abandono de la enseñanza pública, el disparate de un televisión pagada con el dinero de todos en la que aparecían con frecuencia adivinos y brujas, la manía de los grandes gestos, las inauguraciones, las conmemoraciones, el despilfarro en lo superfluo y la mezquindad en lo necesario. Recuerdo un artículo en el que ironizaba sobre un curso de espíritu rociero para maestros que organizó ese año la Junta de Andalucía: hubo quien escribió al periódico llamándome traidor a mi tierra; hubo una carta colectiva de no sé cuantos ofendidos por mi artículo, entre ellos, por cierto, un obispo. Recuerdo un concejal que me acusaba de "criminalizar a los jóvenes" por sugerir que tal vez el fomento del alcoholismo colectivo no debiera estar entre las prioridades de una institución pública, después de una fiesta de la Cruz en Granada que duró más de una semana y que dejó media ciudad anegada en basuras. El orgullo vacuo del ser ha dejado en segundo plano la dificultad y la satisfacción del hacer. Es algo que viene de antiguo, concretamente de la época de la Contrarreforma, cuando lo importante en la España inquisitorial consistía en mostrar que se era algo, a machamartillo, sin mezcla, sin sombra de duda; mostrar, sobre todo, que no se era: que no se era judío, o morisco, o hereje. Que esa obcecación en la pureza de sangre convertida en identidad colectiva haya sido la base de una gran parte de los discursos políticos ha sido para mí una de las grandes sorpresas de la democracia en España. Ser andaluz, ser vasco, ser canario, ser de donde sea, ser lo que sea, de nacimiento, para siempre, sin fisuras: ser de izquierdas, ser de derechas, ser católico, ser del Madrid, ser gay, ser de la cofradía de la Macarena, ser machote, ser joven. La omipresencia del ser cortocircuita de antemano cualquier debate: me critiacan no porque soy corrupto, sino porque soy valenciano; si dices algo en contra de mí no es porque tengas argumentos, sino porque eres de izquierdas, o porque eres de derechas, o porque eres de fuera; quien denuncia el maltrato de un animal en una fiesta bárbara está ofendiendo a los extremeños, o a los de Zamora,o de donde sea; si te parece mal que el gobierno de Galicia gaste no sé cuántos miles de millones de euros en un edificio faraónico es que eres un rojo; si te escandalizas de que España gaste más de 20 millones de euros en la célebre cúpula de Barceló en Ginebra es que eres de derechas, o que estás en contra del arte moderno; si te alarman los informes reiterados sobre el fracaso escolar en España es que tiene nostalgia de la educación franquista. He visto a alcaldes y a autoridades autonómicas españolas de todos los colores tirar cantidades inmensas de dinero público viniendo a Nueva York en presuntos viajes promocionales que solo tienen eco en los informativos de sus comarcas, municipios o comunidades respectivas, ya que en el séquito suelen o solían venir periodistas, jefes de prensa, hasta sindicalistas. Los he visto alquilar uno de los salones más caros del Waldorf Astoria para "presentar" un premio de poesía. Presentar no se sabe a quién, porque entre el público solo estaban ellos, sus familiares más próximos y unos cuantos españoles de los que viven aquí. Cuando era director del Cervantes el jefe de protocolo de un jerarca autonómico me llamó para exigirme que saliera a recibir a su señoría a la puerta del edificio cuando él llegara en el coche oficial. Preferí esperarlo en el patio, que se estaba más fresco. Entró rodeado por un séquito que atascaba los pasillos del centro y cuando yo empezaba a explicarle algo tuvo a bien ponerse a hablar por el móvil y dejarnos a todos, al séquito y a mí, esperando durante varios minutos. "Era Plácido", dijo, "que viene a sumarse a nuestro proyecto". El proyecto en cuestión calculo que tardará un siglo en terminar de pagarse. Lo que yo me preguntaba, y lo que preguntaba cada vez que veía a un economista, era cómo un país de mediana importancia podía permitirse tantos lujos. Y me preguntaba y me pregunto por qué la ciudadanía ha aceptado con tanta indiferencia tantos abusos, durante tanto tiempo. Por eso creo que el despertar forzoso al que parece que al fin estamos llegando ha de tener una parte de rebeldía práctica y otra de autocrítica. Rebeldía práctica para ponernos de acuerdo en hacer juntos un cierto número de cosas y no solo para enfatizar lo que ya somos, o lo que nos han dicho o imaginamos que somos: que haya listas abiertas y limitación de mandatos, que la administración sea austera, profesional y transparente, que se prescinda de lo superfluo para salvar lo imprescindible en los tiempos que vienen, que se debata con claridad el modelo educativo y el modelo productivo que nuestro país necesita para ser viable y para ser justo, que las mejoras graduales y en profundidad surgidas del consenso democrático estén siempre por encima de los gestos enfáticos, de los centenarios y los monumentos firmados por vedettes internacionales de la arquitectura. Y autocrítica, insisto, para no ceder más al halago, para reflexionar sobre lo que cada uno puede hacer en su propio ámbito y quizás no hace con el empeño con que debiera: el profesor enseñar, el estudiante estudiar haciéndose responsable del privilegio que es la educación pública, el tan solo un poco enfermo no presentarse en urgencias, el periodista comprobando un dato o un nombre por segunda vez antes de escribirlos, el padre o la madre responsabilizándose de los buenos modales de su hijo, cada uno a lo suyo, en lo suyo, por fin ciudadanos y adultos, no adolescentes perpetuos, entre el letargo y la queja, miembros de una comunidad política sólida y abierta y no de una tribu ancestral: ciudadanos justos y benéficos, como decía tan cándidamente, tan conmovedoramente, la Constitución de 1812, trabajadores de todas clases, como decía la de 1931. Lo más raro es que el espejismo haya durado tanto.»

lunes, 6 de junio de 2011

Me sumo al 61

jueves, 2 de junio de 2011

¡Qué cámara!

miércoles, 1 de junio de 2011

¿Ciudadanos, contribuyentes o borregos?

Mi querido Tolico:

Estoy persuadido de que UP y D, de doña Rosa, perdió algún voto a cuenta del empecinamiento de la señora en su metedura de extremidad inferior respecto de los gallegos. Ello no es óbice para este gallego no votante de su partido admire el gesto de sus concejales del ayuntamiento de Madrid: renuncian a los coches oficiales. ¡Olé! Don Tomás califica la renuncia de demagógica (¡cómo se nos ve el plumero, pillín!). El señor Rajoy demanda austeridad a los suyos, y el señor alcalde de la Villa y Corte… Parece claro que ni los de un lado ni los del otro toman nota de la abstención, ni de los votos en blanco o nulos, ni de los cientos de miles de votos perdidos por unos pero no ganados por los otros, ni del Movimiento del 15–M. ¿Qué nos resta?

P.D.: Y para colmo, lo del super Depor.