martes, 29 de marzo de 2011

¡Pobre Argentina!

Mi querido Tolico:

Desconozco la evolución en profundidad de la política en Argentina más allá de los grandes titulares. Pero, ¡qué pena que Argentina, tierra de promisión hace un siglo, salte a la palestra por noticias como éstas!:

Igual que ¡pobre España!, ¡pobre Argentina!


lunes, 28 de marzo de 2011

Caos autonómico



La captura habla por sí sola.

domingo, 27 de marzo de 2011

¿Volverán los días de vino y rosas?



Mi querido Tolico:

En primer lugar, una precisión: de acuerdo con la información que de Libia nos llega al mundo occidental, el señor Gadafi hace ya mucho tiempo que debería haberse retirado, o deberían haberlo retirado, a cuidar el huerto de alguna de las mansiones de que dispone por el mundo a costa del sacrificio y la miseria libios. ¿Soy suficientemente expresivo, Tolico? Me alegro.

Ahora, voy con el señor Presidente. Hace unos años, astuto él, desde la oposición, supo canalizar el descontento de un sector de españoles hacia la soberbia y la prepotencia del señor Aznar. Seguro que no se te olvidó el NUNCA MÁIS y el NO a la GUERRA. Sus voceros y él mismo propagan hoy a los cuatro vientos que Libia no es Irak, que la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que allí vamos a garantizar la libertad de un pueblo oprimido… ¡Pobre Saulo!

¡Libertad! ¡Opresión! Términos que no dejan indiferente a nadie. Sin realizar un gran esfuerzo mental, seguro que me citas de un tirón el nombre de tres países cuya dictadura oprime a sus ciudadanos y les priva de libertad, pero, por lo que sea, tal vez por sus reservas energéticas, la mirada se fijó en Libia.

De nuevo, OTAN de entrada NO.

martes, 22 de marzo de 2011

Propio de país bananero, con perdón de las bananas




Mi querido Tolico:
Hoy, la entrada nos la realizan cuatro titulares.


lunes, 21 de marzo de 2011

Paralelismo entre las actitudes de las abejas y las del pueblo japonés


Imagen de Wikipedia.

Acabo de iniciar la lectura de La vida de las abejas, de Maurice Mæterlinck (La vie des abeilles, 1901), un libro que nada tiene que ver con la apicultura en el sentido convencional del término. En este ensayo, el autor observa a estos seres, anota sus costumbres, reflexiona en torno a ellas y contrapone sus actitudes a las de la sociedad humana. Después de 50 páginas, leo con fruición, igual que cuando lo inicié.

Hace un siglo, en 1909, Alfredo Ebelot escribe en La Nación un encendido elogio del título en el que puede leerse:«… y le ofrecerán más de una idea consoladora en estos tiempos taciturnos de desconsuelo y positivismo». Como puedes apreciar, Tolico, pasan los tiempos, pero nada cambia.

Y ya intuyo que, a estas alturas, te preguntas a santo de qué traemos este título a nuestra atalaya. Verás: la guerra que el mundo libre acaba de iniciar contra Libia —próximamente nos posicionaremos en torno a ella—, ha dejado en un segundo plano el muy grave problema japonés. Y he aquí que Mæterlinck escribe en su libro unas líneas que retratan con fidelidad y anticipación de un siglo lo que el mundo puede apreciar en torno a las reacciones de la sociedad japonesa. Dice así:

Pequeña ciudad llena de fe, de esperanzas, de misterios. ¿Por qué aceptan tus cien mil vírgenes una tarea que ningún esclavo humano ha aceptado jamás? Si economizaran sus fuerzas, si se olvidaran algo menos de ellas mismas, si fueran un poco menos ardientes en el trabajo, verían otra primavera y un segundo estío; pero en el momento magnífico en que todas las flores las llaman, parecen acometidas por la embriaguez mortal del trabajo, y con las alas rotas, con el cuerpo reducido a nada y cubierto de heridas, perecen casi todas en menos de cinco semanas.

viernes, 18 de marzo de 2011

Voracidad insaciable


Y yo que creía que la generación de nuestros hijos, en general, es la mejor preparada: licenciatura, inglés, Erasmus, máster... Y yo que creía que estos chicos son vilmente explotados, disfrutando y agradeciendo jornadas de sol a sol a cambio de 200 míseros euros mensuales y el bocadillo. Pues, no, ¡no les resulta suficiente!

Esta mañana, un tertuliano —ya se sabe que con alguna escasa y discreta excepción, su ideología corre pareja al viento que le sopla al pagador—; pues bien, escribo que, esta mañana, un tertuliano justificaba la propuesta que recoge la imagen de cabecera argumentando que el salario mínimo supera el valor del trabajo realizado por nuestros jóvenes, que, faltos de formación —también hay de éstos, por desgracia—, deben iniciar su vida laboral como aprendices y bla, bla, bla. ¡Valiente sinvergüenza! Ignoro si tiene hijos, y, si los tuviese, este mediodía o esta noche ¿será capaz de mirarles a los ojos después de semejante intervención? ¿O piensa que la medida no los alcanzará? Tal vez olvide que torres más altas... No me cabe la menor duda de que a este abuso nos conduce la necesidad derivada de la existencia de cinco millones de personas en paro y la falta de movilización social.

miércoles, 16 de marzo de 2011

¡Sinvergüenzas!


Mi querido Tolico:

De mi recorrido por la prensa en Internet, te juro que, como me acontece otros muchos días, debo pararme a reflexionar con qué informaciones me quedo. Finalmente, decido capturar los titulares mostrados en la cabecera y dos noticias:

  • Lissavetzky coge el metro de Lavapiés. ¡Bien por el señor Lissavetzky! La información, cicatera ella, no informa de la hora, que no es lo mismo hacerlo en hora punta —¡quita, quita!— que en hora valle. Y, por otro lado, no puedo evitar preguntarme: en los últimos quince años, ¿cuántas veces tomó el metro el señor Lissavetzky? ¿A quién pretende engañar?
  • El Tribunal Superior de Justicia de Madrid anula el soterramiento de varios tramos de la M-30. ¡Olé mis bigotes! Cuando vi el titular, me pregunté por el resultado práctico de la sentencia. Dice la información que Las consecuencias para el Ayuntamiento de la capital de esta sentencia, contra la que no cabe recurso, son prácticamente nulas, ya que no hay posibilidad de rectificar y deshacer el soterramiento de la principal carretera de circunvalación de la ciudad.
¡Chapó! O, lo que es lo mismo, vaya panda de paniaguados y vaya M. de españoles/madrileños, entre los que me cuento!

lunes, 14 de marzo de 2011

Solidaridad con el pueblo japonés


Ciudadana japonesa en Tokyo, vista por Asier.

Mi querido Tolico:

Hace 66 años, dos bombas atómicas decidieron el fin de la II Guerra Mundial. Hoy, la naturaleza, en un arrebato equivalente a 10.000 de aquellas bombas atómicas, siembra dolor y destrucción en un país y en un pueblo admirables y admirados.

Desde esta modesta atalaya, nuestro sentimiento y nuestra solidaridad.

sábado, 5 de marzo de 2011

Frente a la penosa realidad, tiempo de carnaval


Mi querido Tolico:

Como sabes, acumulo entradas que me resisto a incorporar al blog. ¿Por qué? ¿Dónde hallar las palabras para responderte? A ver si consigo hacerme entender con unos ejemplos. De lo de Grecia han pasado ya diez meses, y los griegos siguen luchando contra los recortes impuestos por su Gobierno: su última batalla, una nueva huelga general hace unos días («… decidimos organizarnos en forma independiente»). ¡Chapó por ellos! ¿Y nosotros? Tirios y troyanos, troyanos y tirios afirman amar España con pasión, volcarse en su favor, en pro de su futuro… y bla, bla, bla. La realidad es que no alcanzo a apreciar ese cariño desinteresado. Mientras el alemán Karl Theodor dimite como ministro por copiar su tesis doctoral (por cierto, ¿dónde paraban su director y el tribunal que la validó, que no advirtieron el engaño?), aquí blindamos a los corruptos, que es tanto como escribir que los bendecimos, que los presentamos como ejemplo a la sociedad. Créeme si te digo que no entiendo nada. Claro que, estando como estamos en tiempo de carnaval, todo resulta disculpable.

Por disculpar, hasta disculpo, ¿o no?, la rebaja a 110 kilómetros por hora de la velocidad en autovías y autopistas: un periodista de La Voz de Galicia viajó desde A Coruña a Las Rozas —560 kilómetros— atendiendo esa exigencia, y volvió en función del límite vigente de 120. ¿Quieres saber cuál fue el ahorro? Dice que de dos euros, a cambio de alargar una hora el viaje. Sin comentarios.

Para no dejarte con mal sabor de boca, deléitate con la tierna fotografía de la cabecera; se trata de la familia McGhee, una familia cuya historia merece ser conocida> y que nos hace olvidar, al menos por unos instantes, la desvergüenza, la insensatez y la irresponsabilidad de unos gobernantes que sí nos merecemos.