Acabo de iniciar la lectura de La vida de las abejas, de Maurice Mæterlinck (La vie des abeilles, 1901), un libro que nada tiene que ver con la apicultura en el sentido convencional del término. En este ensayo, el autor observa a estos seres, anota sus costumbres, reflexiona en torno a ellas y contrapone sus actitudes a las de la sociedad humana. Después de 50 páginas, leo con fruición, igual que cuando lo inicié.
Hace un siglo, en 1909, Alfredo Ebelot escribe en
Y ya intuyo que, a estas alturas, te preguntas a santo de qué traemos este título a nuestra atalaya. Verás: la guerra que el mundo libre acaba de iniciar contra Libia —próximamente nos posicionaremos en torno a ella—, ha dejado en un segundo plano el muy grave problema japonés. Y he aquí que Mæterlinck escribe en su libro unas líneas que retratan con fidelidad y anticipación de un siglo lo que el mundo puede apreciar en torno a las reacciones de la sociedad japonesa. Dice así:
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