sábado, 5 de marzo de 2011

Frente a la penosa realidad, tiempo de carnaval


Mi querido Tolico:

Como sabes, acumulo entradas que me resisto a incorporar al blog. ¿Por qué? ¿Dónde hallar las palabras para responderte? A ver si consigo hacerme entender con unos ejemplos. De lo de Grecia han pasado ya diez meses, y los griegos siguen luchando contra los recortes impuestos por su Gobierno: su última batalla, una nueva huelga general hace unos días («… decidimos organizarnos en forma independiente»). ¡Chapó por ellos! ¿Y nosotros? Tirios y troyanos, troyanos y tirios afirman amar España con pasión, volcarse en su favor, en pro de su futuro… y bla, bla, bla. La realidad es que no alcanzo a apreciar ese cariño desinteresado. Mientras el alemán Karl Theodor dimite como ministro por copiar su tesis doctoral (por cierto, ¿dónde paraban su director y el tribunal que la validó, que no advirtieron el engaño?), aquí blindamos a los corruptos, que es tanto como escribir que los bendecimos, que los presentamos como ejemplo a la sociedad. Créeme si te digo que no entiendo nada. Claro que, estando como estamos en tiempo de carnaval, todo resulta disculpable.

Por disculpar, hasta disculpo, ¿o no?, la rebaja a 110 kilómetros por hora de la velocidad en autovías y autopistas: un periodista de La Voz de Galicia viajó desde A Coruña a Las Rozas —560 kilómetros— atendiendo esa exigencia, y volvió en función del límite vigente de 120. ¿Quieres saber cuál fue el ahorro? Dice que de dos euros, a cambio de alargar una hora el viaje. Sin comentarios.

Para no dejarte con mal sabor de boca, deléitate con la tierna fotografía de la cabecera; se trata de la familia McGhee, una familia cuya historia merece ser conocida> y que nos hace olvidar, al menos por unos instantes, la desvergüenza, la insensatez y la irresponsabilidad de unos gobernantes que sí nos merecemos.

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