Mi querido Tolico:
Cierro los ojos, y también sin cerrarlos, puedo ver a mi maestro don José relatarnos con pasión hace casi medio siglo la epopeya de Payo Gómez Chariño y los marinos de «nuestra comarca» en pos de la conquista de Sevilla al infiel a mediados del XIII. El primer señor de Rianxo hizo gala de su valor, o tal vez de su osadía, añado yo, al dar un paso al frente como voluntario para cortar la cadena que cruzaba el Guadalquivir en las inmediaciones de la capital andaluza y facilitar el acceso a ella de la Armada cristiana, lo que se traduciría para Noia en una cadena rota en su escudo.
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