¿Cuál es la realidad de nuestros jóvenes? Por supuesto
que varía, y quien debiese responder, en función del color de su cristal, haría
hincapié en alguno de sus subgrupos. Espanta y apena pensar en la tasa de paro
que sufren; espanta y apena pensar en el increíble número de muchachos sin
titulación básica, sin formación y sin oficio ni beneficio; espanta y apena
pensar en el inconmesurable número de licenciados con máster e idiomas a sus
espaldas incapaces de encontrar un trabajo, incluso en un área ajena a su
especialidad, incluso por debajo de sus expectativas..., ¡con lo que nos costó
como país su formación! La pregunta subsiguiente resulta inmediata: ¿cuál es el
horizonte? En un primer momento, el bajón, la incapacidad para independizarse,
para poner en marcha un proyecto vital, la desesperación, la desesperanza... En
un segundo momento..., en un segundo momento, además de la desesperación, la
ineludible necesidad de levantar la cabeza, de encontrar el norte, cada cual
según su leal saber y entender. Para unos, ese norte se encuentra más allá de
nuestras fronteras, para otros..., y otro subgrupo explora la posibilidad de
emprender, y aquí entra en acción Startup
Weekend.
La experiencia Startup Weekend se pone en marcha en 2007. Desde entonces, han vivido el proceso más de 100.000 personas en más de 1.000 eventos realizados en más de 100 países. Acabo de volver de Córdoba, donde fui testigo del desarrollo de una de estas iniciativas, Startup Weekend Córdoba 2012. ¿Y qué vi? Básicamente, a cincuenta jóvenes preocupados por encauzar su vida profesional que se recluyen 54 horas para trabajar, apenas sin resuello, en busca de confirmar/mejorar la viabilidad de una idea, de un proyecto que podría cuajar en empresa. Los organizadores locales, Pili, Alfonso, Antonio, Manuel y Miguel han dedicado cientos de horas de su tiempo a fin de conseguir los patrocinios necesarios para dar cobertura logística a la iniciativa.
Resulta admirable palpar el entusiasmo y la entrega de los participantes, el altruismo de los cinco organizadores y la colaboración desinteresada de mentores y jurado, lo que me lleva a la convicción de que con jóvenes con esta capacidad de entrega, tenemos futuro como país.
Gracias a Pili, Alfonso, Antonio, Manuel, Miguel y Asier por permitirme vivir la experiencia de primera mano, y mi enhorabuena a todos.
(Una tarea así de dura exige avituallamiento)