—Manoliño: ¿a que el esfuerzo y la constancia son fundamentales para lograr objetivos?
—Por supuesto, Tolico.
—Pues bien, colega, yo empiezo desde mañana.
—¿De qué hablas, Bartolo?
—Mañana comienzo una nueva vida, mañana inicio mi preparación como superestrella de fútbol.
—No sé si recuerdas, Tolico, que en el post anterior me llamaste «bobiño». ¡Habrase visto semejante! Hoy te devuelvo el piropo: ¿dónde olvidaste tu sentido de la realidad?
—¿Por qué me frustras así, Manoliño? Sé considerado conmigo, porfa… ¿Sabes lo que te digo? Que si no puedo ser como Ronaldo, seré yo mismo… Ahora que caigo, ¿cómo titulas la entrada? Pero, ¡si la operación se aproxima a los cien millones!
—Sí, Tolico, lo que se traduce en algo más de mil euros la hora. ¿Cuántas horas al día ganamos tú y yo ese dineral?
—Ahora que ya no quiero ser Ronaldo, Manoliño, déjame que ponga la guinda: grosería, burla…
—Por supuesto, Tolico.
—Pues bien, colega, yo empiezo desde mañana.
—¿De qué hablas, Bartolo?
—Mañana comienzo una nueva vida, mañana inicio mi preparación como superestrella de fútbol.
—No sé si recuerdas, Tolico, que en el post anterior me llamaste «bobiño». ¡Habrase visto semejante! Hoy te devuelvo el piropo: ¿dónde olvidaste tu sentido de la realidad?
—¿Por qué me frustras así, Manoliño? Sé considerado conmigo, porfa… ¿Sabes lo que te digo? Que si no puedo ser como Ronaldo, seré yo mismo… Ahora que caigo, ¿cómo titulas la entrada? Pero, ¡si la operación se aproxima a los cien millones!
—Sí, Tolico, lo que se traduce en algo más de mil euros la hora. ¿Cuántas horas al día ganamos tú y yo ese dineral?
—Ahora que ya no quiero ser Ronaldo, Manoliño, déjame que ponga la guinda: grosería, burla…
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