«Alegoría de la Villa de Madrid», pintura exhibida en el Museo Municipal de Madrid.
Imagen procedente de Cervantes Virtual.
Imagen procedente de Cervantes Virtual.
El cuadro conocido como «Alegoría de la Villa de Madrid» es el fruto de un encargo realizado a Goya por el Ayuntamiento capitalino a fin de congraciarse con José I Bonaparte. El pintor retrató al monarca en el medallón.
Cuando se marchó el francés, en mayo de 1812, el cuadro volvió al taller de don Francisco con la petición de que la efigie fuese sustituida por el término «Constitución», en alusión a la Carta Magna recién proclamada en Cádiz.
Vuelto don Pepe Botella a Madrid, la obra recuperó el retrato del Bonaparte.
Tras la expulsión de los invasores en 1813, la pintura exhibió de nuevo el término «Constitución».
Entre tanto, España abraza al Deseado, a Fernando VII, y se determina que sea su imagen la que ilustre la pintura.
Y no terminan aquí sus avatares. El retrato del absolutista fue sustituido por la expresión «Libro de la Constitución», y, años después, por la inscripción «Dos de Mayo», solución neutral con casi siglo y medio de existencia.
Y tú, Tolico, seguramente que te estás preguntando a qué viene el relato de la evolución sufrida por esta obra de arte. A que los seres humanos no tenemos remedio. Como Penélope, no dejamos de tejer y destejer. ¿Qué pensarán de nosotros los ciudadanos de dentro de dos siglos? Porque, nuestros políticos parecen incapaces de ocuparse de los problemas que de verdad nos afectan y se dedican a poner en marcha maniobras de provocación y de distracción.
Cuando se marchó el francés, en mayo de 1812, el cuadro volvió al taller de don Francisco con la petición de que la efigie fuese sustituida por el término «Constitución», en alusión a la Carta Magna recién proclamada en Cádiz.
Vuelto don Pepe Botella a Madrid, la obra recuperó el retrato del Bonaparte.
Tras la expulsión de los invasores en 1813, la pintura exhibió de nuevo el término «Constitución».
Entre tanto, España abraza al Deseado, a Fernando VII, y se determina que sea su imagen la que ilustre la pintura.
Y no terminan aquí sus avatares. El retrato del absolutista fue sustituido por la expresión «Libro de la Constitución», y, años después, por la inscripción «Dos de Mayo», solución neutral con casi siglo y medio de existencia.
Y tú, Tolico, seguramente que te estás preguntando a qué viene el relato de la evolución sufrida por esta obra de arte. A que los seres humanos no tenemos remedio. Como Penélope, no dejamos de tejer y destejer. ¿Qué pensarán de nosotros los ciudadanos de dentro de dos siglos? Porque, nuestros políticos parecen incapaces de ocuparse de los problemas que de verdad nos afectan y se dedican a poner en marcha maniobras de provocación y de distracción.
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