lunes, 31 de mayo de 2010

«Mi preocupación no se ha jubilado» (Nicolás Redondo) o la consumación del primer asalto


De la web de El Mundo.

Mi querido Tolico:

Una vez más, vivimos tiempos sombríos, tristes, grises, cargados de nubarrones…, tiempos en los que los recién nacidos no traen un pan bajo el brazo, sino que deben asumir una deuda de millones de euros de la que nada saben. E igual que los recién nacidos, los demás ciudadanos, y en este caso y sin que sirva de precedente, sin distinción de sexo, credo o raza. Y esta situación viene dándose periódicamente, cíclicamente, desde que conservo memoria crítica; digamos que, al menos, desde hace treinta años. Un cuarto de siglo atrás el sistema cambió el modo de cálculo de las pensiones y puso en vigor los contratos basura como dos de las soluciones estrella para salvaguardar el sistema y salir del hoyo de aquel momento, lo que unido a otras medidas supuso un ataque frontal a los derechos que el trabajador había conquistado, en muchas ocasiones con grave riesgo de su vida. ¡Salvaguardar el sistema! ¡Siempre jugando con las palabras, Tolico! En paralelo, recuerdo la dimisión como diputado de don Nicolás Redondo que, con gesto tal quiso evitar el bochorno de votar en contra de los derechos del trabajador por disciplina de partido (lástima que, luego, se viera salpicado por el escándalo de la PSV).

Y continúo con la reflexión, colega. Viene a mi memoria el caso de una persona que medio siglo atrás, analfabeta y carente de todo conocimiento en torno a una lengua extranjera y con dificultades para utilizar el español, dejó la aldea y, con unas pesetas que alguien debió facilitarle, se desplazó a un puerto europeo. No tenía intención de hacerse emigrante en el sentido convencional del término, sino de embarcar como marinero en un buque en el que, al cambio de entonces de la peseta, poder hacerse con unos ahorros. Volvió y montó un negocio, y, al poco, otro, y otro, y otro más. Hoy, lucha con la vida, que la vida no deja de propinar cornadas, y, además, hace frente a un cáncer empeñado en doblegarlo. Pues bien, a esta persona, como a tantos otros miles de personas, ¿con qué autoridad puede inquietarla respecto de su pensión una panda de incompetentes e irresponsables calientasillones ocupados en asegurarse su propio bien y ajenos a lo que debería ser su obligación?

Y, además de la carraxe (irritación, rabia…) que nos embarga, hemos de soportar la insensibilidad y la desconsideración de algunos de nuestros gestores, insensibilidad y desconsideración que raya en…, di tú en lo que raya, Tolico.

domingo, 30 de mayo de 2010

«… si ellos callasen, gritarían las piedras» (Lucas, 19, 40)


Clases sociales según «1984». Imagen de Wikimedia.

Mi querido Tolico:

En una de las primeras entradas del blog realizamos una declaración de intenciones en virtud de la cual no trataríamos asuntos de índole política ni religiosa; sí, ya sé que en muchas ocasiones transgredí aquel propósito, pero, más a menudo de lo que quisiera, la carraxe (irritación, rabia…) me puede y me empuja. Así que, en esta nueva etapa, consciente de la gravedad de la situación que vivimos, dentro de las limitaciones de «mi circunstancia», que diría Ortega, intentaré apartarme de la neutralidad de los ángeles de Dante y, como francotirador y heterodoxo que creo ser, afrontaré los asuntos que me demande el alma. ¿De acuerdo? Y para no perder ritmo, lee y reflexiona en torno al texto que sigue. Nació de la pluma de Orwell, en 1984, y ya me dirás:

Saber y no saber, hallarse consciente de lo que es realmente verdad mientras se dicen mentiras cuidadosamente elaboradas, sostener simultáneamente dos opiniones sabiendo que son contradictorias y creer sin embargo en ambas, emplear la lógica contra la lógica, repudiar la moralidad mientras se recurre a ella, creer que la democracia es imposible y que el Partido es el guardián de la democracia; olvidar cuanto fuera necesario olvidar y, no obstante, recurrir a ello, volver a traerlo a la memoria y luego olvidarlo de nuevo; y sobre todo aplicar el mismo proceso al procedimiento mismo. Ésta es la más refinada sutileza del sistema: inducir conscientemente a la inconsciencia, y luego hacerse inconsciente para no reconocer que se había generado un acto de autosugestión.

sábado, 29 de mayo de 2010

Me siento avergonzado, y lo siento, Tolico

Tolico

Mi querido Tolico:

En primer lugar, déjame agradecer a Lali, a Saturnino y a Jorge sus comentarios, que tanto estimulan; porque escribes para ti, pero también para los demás, y saberte leído y correspondido no tiene precio. Y dentro del capítulo de reconocimientos, vaya también mi gratitud para los amigos que a pesar de la discontinuidad del blog en estos meses se asoman a él periódicamente, que Google Analytics es un chivato y todo lo canta; gracias de corazón por vuestro interés y por vuestra constancia, amigos.

Y ahora, voy contigo, Tolico. Hace unos años, un padre arrepentido tuvo la valentía de publicar un artículo en un periódico nacional en el que pedía disculpas a su hijo por la decepción que había experimentado en el momento de su nacimiento al advertir que sufría síndrome de Down. Ni por lo más remoto pretendo establecer comparación alguna, pero he de reconocer humildemente que tu ausencia no sólo me desconcierta, sino que hasta me llevó a pensar en dar un giro al blog que implicaría perderte. ¡Lo siento, colega! ¿Podrás disculparme? Una vez más debo reconocer que este blog eres tú y sin ti no sería tal. Desde donde te halles, ¿quieres seguir siendo el destinatario de mis manólogos? Gracias, amigo.

domingo, 16 de mayo de 2010

En torno a la indecendia


Imagen procede de Libertad Digital Televisión.

Mi querido Tolico:
Para la Real Academia Española, indecente es «no decente [honesto, justo, debido], indecoroso». Pues bien, mi amigo Antonio me envía un correo que suscribo y del que extraigo estas perlas:

INDECENTE es que el salario mínimo de un trabajador sea de 624 €/mes y el de un diputado de 3.996, pudiendo llegar, con dietas y otras prebendas, a 6.500 €/mes.

INDECENTE es que un profesor, un maestro, un catedrático de universidad o un cirujano de la sanidad pública ganen menos que el concejal de festejos de un ayuntamiento de tercera.

INDECENTE es que los políticos se suban sus retribuciones en el porcentaje que les apetezca (siempre por unanimidad, por supuesto, y al inicio de la legislatura).

INDECENTE es que un ciudadano tenga que cotizar 35 años para percibir una jubilación y a los diputados les baste sólo con siete, y que los miembros del gobierno, para cobrar la pensión máxima, sólo necesiten jurar el cargo.

INDECENTE es colocar en la Administración a miles de asesores (léase amigotes) con sueldos que ya desearían los técnicos más cualificados.

INDECENTE es el ingente dinero destinado a sostener a los partidos, aprobados por los mismos políticos que viven de ellos.

INDECENTE es que a un político no se le exija superar una mínima prueba de capacidad (ni cultural ni intelectual) para ejercer su cargo.

INDECENTE es el coste que representa para los ciudadanos sus comidas, coches oficiales, chóferes, viajes (siempre en gran clase) y tarjetas de crédito por doquier.

INDECENTE no es que no se congelen el sueldo sus señorías, sino que no se lo bajen.

INDECENTE es que ministros, secretarios de estado y altos cargos de la política, cuando cesan, son los únicos ciudadanos de este país que pueden legalmente percibir dos salarios del erario público.

Y que sea cuál sea el color del gobierno, toooooooodos los políticos se benefician de este moderno derecho de pernada mientras no se cambien las leyes que lo regula.

¿Y quiénes las cambiarán? ¿Ellos mismos? Já.

sábado, 15 de mayo de 2010

«... Y aquí está mi pobre España, se está desangrando, arruinando, envenenando y entonteciendo...» (Don Miguel de Unamuno, 21 de nov. de 1936)

Imagen de Wikimedia.

Mi querido Tolico:

Lee y reflexiona en torno a estas formulaciones realizadas por Unamuno:

Atraviesa la sociedad española honda crisis.

Es un espectáculo deprimente el del estado mental y moral de nuestra sociedad.

esto es un pantano de agua estancada

bajo una atmósfera soporífera se extiende un páramo espiritual de una aridez que espanta.

nada […] tan estúpido como la disciplina ordenancista de los partidos políticos.

la pobreza económica explica nuestra anemia mental

y no es nuestro mal la pobreza cuanto el empeño en aparentar lo que no hay

Es esta Prensa una verdadera balsa de agua encharcada.

en España el pueblo es masa electoral y contribuible. Como no se le ama, no se le estudia y como no se le estudia, no se le conoce para amarle.

No me digas que te engaño, Tolico, amigo; estas formulaciones nacieron de la pluma de don Miguel hace 115 años y aparecen recogidas en su ensayo El marasmo actual de España. ¿A que parece que fuesen escritas hoy? Y es que, pasan los tiempos, pero, ¿cambia algo?

Muy en síntesis. Desde hace dos años, por establecer una referencia, buena parte del país observa la deriva que tomamos: cierre de empresas y paro a raudales. Por su parte, el Gobierno, daltónico, ve brotes verdes, luz al final del túnel…, y dilapida lo que no tenemos; el resultado es que Europa nos obliga a apretarnos el cinturón y el señor presidente del Gobierno, socialista confeso, carga contra la ciudadanía de base; pone gesto de circunstancias y sin el menor rubor, ni el menor sentimiento de culpa ni de fracaso por su gestión, invita a los ciudadanos más vulnerables e indefensos a arrimar el hombro POR IMPOSICIÓN.

Mi querido Tolico, déjame que le diga al señor Zapatero: señor Presidente del Gobierno, como ser humano y falible, tiene usted todo el derecho a equivocarse; pero, constatado su error, un error de cinco millones de ciudadanos en paro, debe aceptar públicamente su fracaso, debe pedir disculpas a sus conciudadanos y debe irse a su casa o plantear una moción de confianza.

Tengo también para la oposición, Tolico, pero, si me lo permites, lo dejo para otro día.

P.D.: Del miércoles (día negro), acá, pan y toros: que si el triunfo del Atlético de Madrid, que si tal vez el Barsa, que si acaso el Real Madrid… ¡Cuánta razón le asiste, don Miguel!