Imagen de Wikipedia.
(En primer lugar, gracias a Ola y a Jorge por sus comentarios. Narra Borobó en su biografía de Pablo Iglesias que Juana, la madre del Gallego, viuda, debió empeñar el ajuar para poder trasladarse a Madrid con sus hijos, caminando durante tres largas semanas bajo el amparo de arrieros maragatos, cruzando el desierto castellano. Estoy seguro de que si el Abuelo levantara la cabeza correría a gorrazos a tirios y troyanos). Y ahora, vamos con la entrada del día.
Mi querido Tolico:
¿Por dónde comienzo? Si me lo permites, por una anécdota. Hace unos años, nuestro amigo Asier participó en el rodaje de un anuncio televisivo; la empresa productora, increíblemente legal, le formalizó un contrato de trabajo que recogía sus dos horas de dedicación y los doscientos euros que percibió a cambio. Cuando por aquellos tiempos de bonanza tirios, troyanos y sus voceros respectivos se referían al milagro español y alardeaban de los millones de puestos de trabajo que generaban, en casa nos acordábamos del puesto de trabajo que la productora había creado para dos horas de trabajo y doscientos euros de retribución. Ese contrato y tantos otros parecidos engordaron aquellas cifras de supuesta creación de puestos de trabajo. ¡Y todos tan contentos con el engaño!
En estos años, especialmente en los últimos, una brutal campaña de desinformación suscrita y defendida por la casi totalidad de los medios de comunicación —¡qué curioso: en esto, todos de acuerdo!— intenta convencer a la sociedad de la necesidad de acometer una reforma laboral, justificándola a veces con un argumento tan peregrino como que la actual legislación es «franquista» ¿? Los que ya ni canas peinamos sabemos lo que eso significa: indefectible pérdida de derechos para el trabajador; y lo que pierde el trabajador, ¿dónde va a parar?
No puedo observar la situación, Tolico, más que a través del color de mis gafas, de las gafas de un currito. No poseo bola de cristal e ignoro cómo evolucionará la creación de empleo; no obstante, permíteme trasladarte un par de ejemplos: con la legislación «franquista», una empresa centenaria puso en marcha dos EREs con una diferencia de meses y aun obteniendo beneficios; y otra, echó a la calle a un ciento largo de profesionales que sustituyó por casi un centenar de becarios de los de doscientos euros al mes y, en algunos casos, trabajando sólo por completar curriculum. Pon tú el comentario.
Mi temor es que, al menos a corto plazo, buena parte de las empresas harán uso de la nueva legislación, limpiarán plantillas que completarán con becarios, con lo que la tasa de desempleo seguirá creciendo. ¡Quieran los hados que me equivoque!
1 comentario:
Leer tu blog (y el de tolico) es siempre un privilegio.
Un cariñoso saludo a toda la familia.
Pato Belloy
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