Mi querido Tolico:
Esta mañana, camino del trabajo, ‘pillé’ asiento en el metro e inicié la escritura de una entrada posicionándome en torno al último atropello de que hemos sido objeto los trabajadores, la reforma laboral. Y en esa primera redacción aludo, entre otros, al aborregamiento y a la falta de vertebración de la sociedad española de nuestros días, de la que formo parte y de la que soy actor. Pues bien, unas horas después me entero de que Saramago, de 87 años, un viejo joven inconformista, contestatario y comprometido, acaba de abandonarnos. Leo a vuela pluma las primeras informaciones en torno a su persona y me quedo con esta idea: reconoce —quiero imaginar que con pesar—, su incapacidad para cambiar el mundo, pero, no por ello, deja de reiterar que es necesario cambiarlo. ¡Lástima que el cambio que le aplicamos sea a peor, Maestro!
1 comentario:
Estoy totalmente de acuerdo contigo en lo que escribes, soy un humilde principiante en la época trabajadora de una persona, pero puedo decir creo que sin equivocarme, que todo lo que se ha tardado años en conseguir se tira por la borda en un abrir y cerrar de ojos.
Otros 20 años a trabajar 15 horas al día sin descanso, y sin poder protestar, que te echan a la calle, gratis.
Saludos
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