sábado, 12 de febrero de 2011

«Mi patria es mi infancia» (Rilke)


Mi querido Tolico:

Las villas de Pobra y Vilanova, Vilanova y Pobra vivieron enzarzadas políticamente y en los medios a propósito de la cuna de Valle. Desde hace unos meses, la mesura de sus respectivos regidores ha vuelto las aguas a su cauce y ambos municipios viven hermanados y comparten y ensalzan a un hombre al que el destino llevó a vivir, a gozar y a penar en enclaves de privilegio como los aludidos.

Sí, ya sé que te encuentras descolocado, Tolico, pero ten un poco de paciencia. Fruto de esa hermandad es la puesta en marcha del servicio de una motonave turística que unirá ambas villas y mostrará a los curiosos los mojones que jalonaron la vida de don Ramón en estos parajes. ¡Enhorabuena a la cordura de los dos alcaldes! Desdibujada pero real, vive en mi memoria la silueta del vapor o motora que desde Puebla cruzaba la ría a diario hasta Villagarcía, con vuelta hacia las dos de la tarde, pilotado por el señor Isaac, el abuelo del actual alcalde de Pobra do Caramiñal. ¡Enhorabuena por la iniciativa!

Y déjame hilar esta iniciativa, Tolico, con el libro cuya portada reproduzco. Vicente García, hijo, me honra haciéndome llegar unos libros a través de Jorge. Acabo de terminar la lectura de En el Olimpo céltico. Los picos del Barbanza. He de reconocer humildemente mi ignorancia en torno a la figura de don Jaime Solá, pero tiene mi total gratitud porque leyéndolo y cerrando los ojos me trasladó a «la más hermosa de las rías gallegas», en palabras de don Santiago Ramón y Cajal. Pero, no sólo a la ría de Arosa, sino también a la Curotiña, a la Curota, a la Costa de la Muerte, al mundo celta («Donde hubo hombres hubo religión»), al marqués de Bradomín y a su autor, a la fonda Vista Alegre y a su dueño, el señor Ferro…

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