Mi querido Tolico:
Han pasado unos días, pero la
actualidad, especialmente en esta fase de nuestra existencia, hace viejos los
asuntos en cuestión de horas; y así, la reforma de la Constitución está ya
olvidada. Me la recordó la noticia de que Su Majestad rubricó el documento. ¿Te
parece que volvamos a la cuestión?
¿Puede una Administración gastar
más de lo que ingresa? Recapitulemos y sinteticemos lo ya escrito. Postula una
escuela de economistas que, en momentos de crisis, debe ser el Estado quien
mantenga la actividad económica y tire del carro. Y yo me pregunto,
endeudándose en cada ejercicio, ¿cuánto ?, y añado, ¿indefinidamente? La Administración
pública (estatal, autonómica y municipal), Tolico, debe funcionar como la administración
familiar seria: estirando las extremidades inferiores de acuerdo con las
dimensiones de la manta, como reza un viejo refrán popular. Y para bien o para
mal, lo demás es entretener al respetable. Hace decenio y medio, el señor Aznar
(a él nos hemos referido críticamente en otros momentos) puso a don José Barea,
un técnico proveniente de la inmediata administración socialista, al frente de
la Oficina Presupuestaria de Presidencia del Gobierno para impedir que ministro
alguno se saltase a la torera el corsé presupuestario que le tenía asignado. Y
las manos de hierro del señor Aznar y de don José enderezaron el desaguisado
económico en que nos hallábamos en aquellos tiempos.
¿Es
necesario modificar la Constitución para establecer un límite de endeudamiento?
El señor Aznar lo dejó establecido en una ley, ley que modificó el señor
Zapatero para disponer de barra libre. Y ahora, a mi entender bajo la
imposición de la Unión Europea, tirios y troyanos se ponen de acuerdo
—¡insólito!— para modificar la Constitución de la noche a la mañana, casi de
tapadillo, para volver a quince años atrás. ¿Engañarán a Europa y a los
mercados? Porque, a los ciudadanos observadores y reflexivos, ¡no! Y para
muestra, las cuentas que los socialistas dejaron en las comunidades catalana y
castellano manchega, y las que los populares mantienen en la comunidad valenciana
y en el ayuntamiento madrileño. Ignoro a qué vino tanto revuelo político y
mediático. La Constitución, por desgracia, es papel mojado hace mucho tiempo, y
seguirá siéndolo mientras no apeemos de ella el derecho al trabajo, a la
educación, a una vivienda digna… o los hagamos reales. La cuestión, en última
instancia, estriba en establecer prioridades, priorizar; y priorizar supone
priorizar, como dice el término, prescindir de gastos suntuarios, prescindir de
gastos de representación…, prescindir de lo todo lo razonablemente prescindible
y hacer uso de la cordura en la toma de decisiones, lo que no acaba de
apreciarse. Tirios y troyanos no representan a la ciudadanía y no poseen
legitimidad para mover una paja. Cuenta el señor Carandell (El show de sus señorías, página 161) que
el preboste de un partido político de tiempo ha era conocido como el Escéptico por sus compañeros de
filas; un amigo le preguntó por el origen del apodo, y el político le respondió
que porque no creía en ellos. Pues bien, Tolico, hoy, los que no chupamos de la
teta (disculpa este otro vulgarismo), tampoco creemos en ellos ni en otras
instancias del Estado, y entendemos que vean al diablo en el movimiento 15 M y…
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