domingo, 13 de noviembre de 2011
Mi particular antología de la “Antología” poética de Wisława Szymborska
Mi querido Tolico:
Nació en el 23, como mi padre, y su mirada se me antoja limpia, curiosa, observadora; una mirada, en fin, que acumula 88 años de vivencias. Acabo de leer la “Antología” poética de Wisława Szymborska y quisiera compartir contigo mis subrayados:
Debo mucho
a quienes no amo.
Es hermosa esa seguridad,
pero la inseguridad es
más hermosa.
El sol brilló y se apagó
sin que yo me diera
cuenta.
Cuando pronuncio la palabra Silencio,
lo destruyo.
Y ésta es mi cabeza
llena de dudas.
Yo tenía razón.
Sólo que eso no
significa nada.
Nada sucede dos veces.
No es el mismo ningún día,
no hay dos noches parecidas,
ni igual mirada en los ojos,
ni dos besos que se
repitan.
No hay mayor lujuria
que el pensar.
Resulta insolente
llamar a las cosas por su nombre.
Miré hacia atrás por
miedo de dónde poner a continuación mi pie.
Miré hacia atrás por
soledad.
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Manuel Ríos
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jueves, 10 de noviembre de 2011
miércoles, 9 de noviembre de 2011
martes, 8 de noviembre de 2011
domingo, 6 de noviembre de 2011
sábado, 5 de noviembre de 2011
jueves, 3 de noviembre de 2011
Okupa un nicho en el cementerio del fin del mundo
Mi querido Tolico:
Como sabes, en el transcurso del verano de 2008 recorrí la
Costa de la Muerte y pegeñé el correspondiente relato, de descarga directa
desde esta web. Vuelvo a él, al apartado que dedico al nuevo cementerio de
Fisterra y releo:
Dejo Santa María y el
cementerio anexo y avanzo en dirección al faro por una buena carretera. El ir y
venir de romeros y automóviles es constante: no resulta en vano que Compostela
y Fisterra son los dos enclaves gallegos que reciben mayor número de
visitantes. Un poco más adelante, me desvío a la izquierda camino del nuevo
cementerio. Mientras me acerco, viene a mi memoria lo que Valle pensaba del
cierre de los camposantos: ¿para qué levantarlo si los que están dentro ya no
pueden salir y los que se hallan fuera
no tienen interés alguno por entrar? César Portela debe de haberlo
tomado al pie de la letra porque aquí, mirando al mar, ha plantado
estratégicamente una colección de catorce cubos de cemento de doce tumbas que
forman este nuevo cementerio, un cementerio atípico, sin valla de cierre,
originalísimo, delimitado
únicamente por la falda del monte, el mar, el cielo y las sombras y los
fantasmas de cada cual. ¿Cómo es posible tanta sencillez y tanta innovación a
la vez? ¿Percibirá el fallecido que va a ser enterrado mirando al mar
tenebroso? A cambio, seguramente que esa proximidad facilitará la tarea al
barquero Caronte. En este cruce de caminos marítimos, ¿dónde está el camino?, ¿quién
lo traza?
La triste realidad es que la obra de César Portela ya
cumplió diez años, es visitada por curiosos y admiradores de su trabajo
llegados de todos los puntos cardinales, pero todavía no ha sido estrenada. ¿La
razón? Carece de agua corriente —a pocos metros, toneladas de agua salada—, y de
suministro eléctrico. Y tú, Tolico, seguro que no entiendes nada, igual que yo
y que tantos miles de peregrinos, especialmente si tomamos en consideración que
el faro de Fisterra, el del fin del viejo mundo, visto así por Asier desde las inmediaciones
del cementerio
sí dispone de esos servicios.
En medio de este marasmo, en este sinsentido, he aquí que
Santiago, un peregrino del centro del país, okupa un nicho y hace del camposanto su reino. ¡Vivir para ver!
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Manuel Ríos
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Etiquetas: Actualidad, Costa da Morte, Costa de la Muerte, Galicia
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