domingo, 4 de julio de 2010

«Quizás nunca un hombre haya leído tanto, estudiado tanto, meditado más y escrito más que Leibniz…» (Diderot)


Leibniz. Imagen de Wikipedia.

Mi querido Tolico:

Ciertamente que Internet no tiene fronteras, y, desde Leipzig (a vuela pluma, la de las manifestaciones de los lunes, la de la Reforma, la de Bach, la de Mendelssohn, la de la primera derrota de Napoleón, la de Wagner, la de Nietzsche, la de Leibniz…; confío en poder vistarla personalmente algún día), PBK nos hace llegar su aportación. ¡Cómo no coincidir con PBK! El sistema, entre sus muchas acciones, se ocupa de vaciar de contenido términos queridos y hasta venerados, como libertad, democracia… Supongo que PBK llega a este rincón tras descargar Desde la Costa de la Muerte. Seguramente que es consciente de que finalizo la obra con este párrafo:

¡Querido faro Corrubedo! Heme aquí, apartado, mirándote sin prisa, como atado al mástil de Ulises cuando vivió el embeleso de las sirenas, preguntándome si estoy soñando, si desvarío o si todo es real; vivo la sensación de los viejos peregrinos que, al final del Camino, se sentían turbados y les faltaban las palabras. Heme aquí, en uno de los entornos más hermosos del universo, con la mirada perdida, palpando el alma de Galicia, escrutando este cementerio, anónimo e infinito, pero sabiendo también que, cada amanecer, reaparece el astro rey en el oriente y renace la vida. ¡Hasta siempre, mi querido faro!

Y créame que quiero creer que cada amanecer, reaparece el astro rey en el oriente y renace la vida…; de lo contrario…

Gracias, PBK; confío en seguir contando con su vista y con sus aportaciones. Saludos atentos desde Madrid.

Además de haberlo hecho privadamente, aprovecho esta entrada tan inhabitual para enviar las gracias públicamente a los medios que se han hecho eco de la existencia —porque Internet es un milagro— de nuestro libro de descarga gratuita Desde la Costa de la Muerte.

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