domingo, 28 de noviembre de 2010

En torno a la natalidad española


Mi querido Tolico:

Leo en un diario en Internet que trabajar con «El portátil en las rodillas podría dañar la fertilidad masculina». ¡Lo que nos faltaba, colega! Échate a temblar. Definitivamente, ¡adiós a la jubilación! Porque parece claro que a una menor tasa de fertilidad le corresponderá un descenso en el número de nacimientos, lo que implicará menor número de cotizantes a la Seguridad Social

Soy consciente, colega, de que no es fácil trasladar la ironía a las páginas de un blog; así que adoptemos una actitud seria. A menudo se tacha a las parejas españolas de egoístas e insolidarias al limitar de modo drástico el número de descendientes; estadísticamente hablando, un auténtico suicidio colectivo al decir de políticos, sociólogos y matemáticos. ¿Tienen razón? Al asunto volveré otro día; pero, vayamos por partes. Hace medio siglo, las familias españolas en activo cobraban los puntos, una ayuda de unas muy pocas pesetas, una ayuda simbólica que, seguramente que por simbólica, por ayuda y por mísera, fue suprimida hace decenios. Echo la vista atrás y, desde entonces acá, por más que pienso, no encuentro que se haya puesto en marcha medida alguna de verdad tendente a proteger la familia más allá de la reciente, demagógica y efímera del llamado cheque bebé. Cuando este asunto salta a la palestra, nuestros políticos jamás se acuerdan de Europa, ni de los países de nuestro entorno, ni… ¿Imaginas el porqué, Tolico? Porque en este asunto nos hallamos también a la cola del mundo civilizado. Cuando se acuerdan de la protección que se dispensa a la familia en los países nórdicos, en Alemania, en Francia… prefieren correr un tupido velo y que los administrados no nos enteremos, para no sentirse en evidencia en mayor grado, aunque, en cualquier caso, no me cabe duda de que su chubasquero todo lo soporta. Admirable el caso de una monarquía en la que tradicionalmente los miembros de la familia real se forman en un colegio público, como los demás ciudadanos. Y, mientras tanto, ¿qué sucede entre nosotros? Me resulta indiferente la opción educativa que elijan la realeza o las grandes fortunas. Lo que de verdad me importa es qué me ofrece el sistema para escolarizar a los míos. ¿Y sabes qué me ofrece? Me ofrece guarderías insuficientes, aulas con 28 criaturas de tres años (¿puede llevarse a cabo labor profesional digna en esas condiciones?), coacción a la mujer para que no quede embarazada si desea ver renovado su contrato…, por no referirme a la conciliación de la vida laboral y familiar, que tanto gusta citar a algunos políticos y patriarcas, pero que no percibo por lugar alguno.

Al sistema le resulta más cómodo mirar a otro lado, los ciudadanos lo aceptamos de buen grado (el que calla, otorga) y hemos preferido abrir las fronteras a una inmigración sin control que rejuvenezca la población. ¡Viva la Pepa!

miércoles, 24 de noviembre de 2010

El Xacobeo y la Costa de la Muerte-Costa da Morte

Nosa Señora de Touriñán-Costa da Morte

Nosa Señora de Touriñán. Fotografía de Loli.

Mi querido Tolico:

Éste es un post de gratitud.

Gracias a Jorge por enésima vez; en esta ocasión, por hacerse eco en su blog de la existencia de Desde la Costa de la Muerte y de Al son del mar, y por sus últimos comentarios.

Y gracias también a un amable lector que a raíz de la lectura de Desde la Costa de la Muerte me hace llegar su sorpresa: ha descubierto en el libro que el viejo Camino de Santiago o Camino de las Estrellas no finaliza en Compostela, sino en la Costa de la Muerte o Costa da Morte; en concreto, en Fisterra y Muxía. En efecto: los viejos peregrinos, después de rendir pleitesía al Apóstol y reponer fuerzas, se echaban de nuevo al camino. En Fisterra rezaban al Cristo y se extasiaban con la contemplación del fin del mundo conocido y con el espectáculo del sol ocultándose tras el mar tenebroso; y en Muxía, veneraban a Nosa Señora y admiraban su barca de piedra.

Hoy como ayer, muchos peregrinos jacobeos reviven la tradición y prolongan el viaje a Compostela hasta Fisterra (en la actualidad, el segundo enclave gallego por número de visitantes, tras Compostela precisamente) y Muxía.

Gracias a los dos por el feedback.

martes, 23 de noviembre de 2010

En torno al sistema financiero


Imagen de Wikipedia.


(A propósito del salvavidas a Irlanda y de las barbas del vecino)

Querido Tolico:

Permíteme comenzar por el final: en la sociedad invertebrada y adormecida del período de entre siglos, tenemos los gobernantes y el país que nos merecemos, y ya sé que te parece un comienzo rompedor, pero, por desgracia, así lo siento.

¡El sistema financiero! Al grano, Tolico. Hace 30 años, el acceso a un crédito hipotecario para adquirir una vivienda resultaba tarea imposible para el ciudadano común. El modo más habitual de acceso a ella pasaba por solicitar un préstamo destinado a adquirirla. Y, ahora, las condiciones: el préstamo no debía superar el 80% del valor del bien, debías acreditar un trabajo razonablemente estable, la amortización no debía superar el 30% de los ingresos y, además, debías aportar dos avalistas que a la entidad crediticia le merecieran confianza.

En plena fiesta nacional de la burbuja inmobiliaria se regalaron hipotecarios por valor superior al de compra del bien, se regalaron a personas con estabilidad laboral precaria o nula, sin exigencias, sin…, sin pies ni cabeza en muchísimos casos. Pero las burbujas tienen la mala costumbre de dejarse arrastrar por el aire, y en ese movimiento, a menudo, pinchan, y cuando pincha la burbuja vamos cayendo atropelladamente unos tras otros por efecto dominó o efecto bola de nieve, las entidades financieras se ven desbordadas de fallidos y con una cartera inmobiliaria espectacular, lo que conduce a una cuenta de resultados deprimente, todo lo cual obligó al sistema a inyectar liquidez (dinero de nuestros impuestos) a buen número de entidades. Abruman las cifras que se barajan y los ciudadanos desconocemos a qué instituciones han ido a parar y en qué cuantía.

Mientras bancos como ING y alguno americano han comenzado a devolver a sus Estados el dinero prestado, aquí, no sólo seguimos a verlas venir, sino que nos desangramos más a cuenta de las fusiones de las cajas, fusiones que llevan camino de transformarlas en bancos, dicho lisa y llanamente, y no veo en los medios de comunicación que se pida cuentas a sus gestores (excepto tímidamente en dos casos) ni tampoco al organismo encargado de supervisar empresas tan sensibles. ¿Entiendes algo, Tolico? Yo, tampoco. Entre tanto, a los pobres contribuyentes se nos vendió que esas inyecciones revertirían en la concesión de créditos al consumo y a las pequeñas y medianas empresas y que serían devueltas oportunamente, y hasta algunas de estas instituciones publicitan créditos «preconcedidos» por valor de no sé qué barbaridad de millones. Por favor, que no somos tontos: cállense si no tienen nada de interés que decir y, si no quieren confundir, háblennos de los concedidos realmente y no de los preconcedidos, que salta a la vista que el grifo se halla seco. Por otro lado, estas instituciones tomaron dinero de Europa al 1% y se lo prestaron al Estado a un interés unos puntos superior, y otra vez te pregunto, Tolico: ¿entiendes algo?

Menos mal que nuestro sistema financiero, al decir de los políticos de turno, es solvente, que si no…

lunes, 1 de noviembre de 2010

«Llámame héroe si…»

Imagen de Wikimedia.

Querido Tolico:

Gracias a Pato una vez más por sus visitas a esta atalaya y también por sus intervenciones, y el deseo de todos nosotros de que su paso por la Comisión Europea le resulte gratificante y provechoso. La última aportación de Pato incluye el pensamiento de uno de los 33 mineros-milagro chilenos, Edison Peña, una aportación más propia de un filósofo que de un trabajador manual sometido a un riesgo fortísimo, y que dice:

Llámame héroe si logro cambiar la mentalidad individualista que nos consume, si mejoran las condiciones laborales para los esforzados trabajadores de mi país, si a quienes sufren derrumbes en su vida les motivo a ver el sol.

¡Hermosa la claridad de pensamiento de Edison Peña! Ojalá que su intervención sea la semilla que casi todos deseamos ver florecer, una semilla capaz de tender los puentes levadizos que rompan el enquistamiento de tantos y tantos castillos. Bien por Edison, y que la semilla fructifique y se multiplique.

P.D.:

Unas pocas horas después de redactar estas líneas, nos abandonaba Marcelino Camacho. A él dedicamos un post hace meses y, sospechando la hipocresía y el ansia de protagonismo de tanto enfermo de egocentrismo, preferí retrasar la difusión de esta entrada. En la capilla ardiente se hicieron la foto tirios y troyanos, y también aquél que bien vivió en la diáspora tras la Guerra Civil y mejor vive en la actualidad; la pena por su desaparición alcanzó a «organizaciones empresariales y partidos políticos», y un mindundi que va de comunicador recordó en antena su estancia en Carabanchel con el finado, cuando en aquellos tiempos el susodicho no alcanzaba siquiera a ser becario. ¡Qué tristeza, don Marcelino! ¿Dónde estaba este coro de palmeros mientras usted se pudría en Carabanchel?

Querido Tolico: Marcelino Camacho nos legó lo más difícil, el ejemplo, el ejemplo de su actitud ante la vida día a día hasta el último instante de su existencia. Descanse en paz, señor Camacho, que se lo ha ganado a pulso. ¡Cómo le echamos de menos! Nuestras condolencias a su familia y tres perlas de su pensamiento:

  • Libertad, justicia social y paz, pero siempre igualdad.
  • Ni nos domaron, ni nos doblaron, ni nos van a domesticar.
  • Si uno se cae, se levanta y sigue adelante.