Mi querido Tolico:
Leo en un diario en Internet que trabajar con «El portátil en las rodillas podría dañar la fertilidad masculina». ¡Lo que nos faltaba, colega! Échate a temblar. Definitivamente, ¡adiós a la jubilación! Porque parece claro que a una menor tasa de fertilidad le corresponderá un descenso en el número de nacimientos, lo que implicará menor número de cotizantes a
Soy consciente, colega, de que no es fácil trasladar la ironía a las páginas de un blog; así que adoptemos una actitud seria. A menudo se tacha a las parejas españolas de egoístas e insolidarias al limitar de modo drástico el número de descendientes; estadísticamente hablando, un auténtico suicidio colectivo al decir de políticos, sociólogos y matemáticos. ¿Tienen razón? Al asunto volveré otro día; pero, vayamos por partes. Hace medio siglo, las familias españolas en activo cobraban los puntos, una ayuda de unas muy pocas pesetas, una ayuda simbólica que, seguramente que por simbólica, por ayuda y por mísera, fue suprimida hace decenios. Echo la vista atrás y, desde entonces acá, por más que pienso, no encuentro que se haya puesto en marcha medida alguna de verdad tendente a proteger la familia más allá de la reciente, demagógica y efímera del llamado cheque bebé. Cuando este asunto salta a la palestra, nuestros políticos jamás se acuerdan de Europa, ni de los países de nuestro entorno, ni… ¿Imaginas el porqué, Tolico? Porque en este asunto nos hallamos también a la cola del mundo civilizado. Cuando se acuerdan de la protección que se dispensa a la familia en los países nórdicos, en Alemania, en Francia… prefieren correr un tupido velo y que los administrados no nos enteremos, para no sentirse en evidencia en mayor grado, aunque, en cualquier caso, no me cabe duda de que su chubasquero todo lo soporta. Admirable el caso de una monarquía en la que tradicionalmente los miembros de la familia real se forman en un colegio público, como los demás ciudadanos. Y, mientras tanto, ¿qué sucede entre nosotros? Me resulta indiferente la opción educativa que elijan la realeza o las grandes fortunas. Lo que de verdad me importa es qué me ofrece el sistema para escolarizar a los míos. ¿Y sabes qué me ofrece? Me ofrece guarderías insuficientes, aulas con 28 criaturas de tres años (¿puede llevarse a cabo labor profesional digna en esas condiciones?), coacción a la mujer para que no quede embarazada si desea ver renovado su contrato…, por no referirme a la conciliación de la vida laboral y familiar, que tanto gusta citar a algunos políticos y patriarcas, pero que no percibo por lugar alguno.