jueves, 7 de agosto de 2008

Un paso de gigante

—Yo también quiero dar pasos de gigante, Manoliño.
—Mi querido Tolico: en los años ochenta, el mundo occidental promovió la sustitución de las grasas saturadas de origen animal por las grasas hidrogenadas, saludables a la luz de la ciencia de hace dos décadas. Hoy, son escasos los productos que no las incorporan, algunos con un despliegue publicitario costosísimo. Pues bien, en los más de veinte años transcurridos desde entonces, los investigadores advierten que no son inocuas, que dañan severamente el organismo y que pueden causar la muerte.
—¿Yo también las tomo? ¡Horror! Y si ya se sabe que perjudican de ese modo, ¿por qué no las prohíben?
—Supongo que porque no existe presión ciudadana. ¿Lees la lista de ingredientes cuando adquieres un producto? Nueva York, con sus sombras y sus luces, ya prohibió su uso; el estado de California, también, y otras ciudades y distritos…
—Y nosotros, ¿cuándo?

P.D.: palabras de gratitud a Glo en el post correspondiente.

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