miércoles, 14 de julio de 2010

En torno a los sindicatos


Mi querido Tolico:

No quisiera alardear, pero soy capaz de adivinar tu pensamiento. Te preguntas a santo de qué traigo a colación asunto tan comprometido, ¿a qué sí? Ya sabes que más a menudo de lo que debiera, sin saber cómo, me meto en charcos… Así que, ¡de cabeza!

¡Los sindicatos! ¡Con la pérdida de credibilidad que experimentan ante la sociedad en los albores del siglo XXI! Pero, ¡resultan imprescindibles! ¿Imaginas la orfandad y el desamparo del trabajador solo en su soledad ante la omnipotencia de la empresa? Insisto en su cualidad de imprescindibles. No puedo evitar recordar que Valle-Inclán, en la etapa en que se retira a Pobra do Caramiñal, funda en la villa un sindicato de labriegos que ayude a los vecinos. ¡Admirable don Ramón!

Ya sé que quieres chicha, Tolico, carnaza, pero ten paciencia y deja que fluya el texto. Hace cuarenta años aprendí de un ser humano de responsabilidad que las instituciones las conforman las personas, y así me lo demuestra la vida día a día. Apliquémoslo a los sindicatos. Como institución, como maquinaria, puede que al sindicato le cueste echar a rodar, máxime si es engrasado convenientemente desde los presupuestos del Estado, lo que no es óbice para que cuando quiere —de modo inconsciente pienso en el tradicionalmente más batallador de los dos grandes— abrume por su capacidad de organización y de convocatoria. Por otro lado, la institución posee la infraestructura para conocer la legislación ad hoc, orientar al trabajador, poner en marcha el proceso más conveniente…

Pero, insisto, las instituciones las conforman las personas. Y es aquí donde quiero detenerme de modo especial. Cuando tienes la fortuna, inmensa fortuna, de que tus representantes sindicales no buscan escalar peldaños en la empresa y usar de tamaña responsabilidad para venderse a ella, sino que por solidaridad y por justicia social intentan combatir las injusticias que por acción o por omisión se producen siempre en el mundo laboral, cuando esto se da, ¡chapó!, y todos nos reconciliamos con los sindicatos.

Ya sé, Tolico, que deseas que me refiera al blindaje del puesto de trabajo del representante de los trabajadores y a la figura del liberado sindical. Y voy a hacerlo con una pregunta: ¿qué ser humano en su sano juicio se enfrentaría a su empresa para defender el derecho mancillado de un compañero si no tuviese protegido su puesto de trabajo? Y, a propósito de la figura del liberado, te digo lo mismo: ¿imaginas cuál sería el puteo —y disculpa la grosería— a que se verían sometidos los representantes batalladores? El liberado, el liberado que cumple con su obligación, ¡bien liberado sea! Por algo será que el sistema lucha denodadamente para suprimir esa figura.

¡Las instituciones las conforman las personas! Y cuando el representante del trabajador accede a ese ministerio, porque de un sagrado ministerio se trata, cuando accede a él asumiendo la responsabilidad en que se embarca libremente, ¡qué bendición para los compañeros! Especialmente cuando, cargado de razón, se enfrenta a una injusticia manifiesta, moviliza a la plantilla (por solidaridad y por lo de las barbas del vecino), consigue revertir la injusticia y con un tirachinas y unas canicas, pero sobre todo con la fuerza de la razón, cual David enfrentándose a Goliat, logra echar a la cúpula de gestores indignos, ángeles exterminadores…, ¡chapó mil veces!

Y a esos seudosindicalistas a los que la empresa paga el apartamento para disfrute de las vacaciones, a los que persiguen la prebenda, a los que únicamente buscan asegurar su puesto de trabajo…, a esos, ¡que los parta un mal rayo! Esos necesitan que la vida les enseñe que Roma no paga a traidores, y a veces se lo enseña. Claro que la primera vez que son elegidos puede estimarse que engañaron a los representados; la segunda o sucesivas ocasiones en que acceden a la carga, la responsabilidad es nuestra y sólo nuestra, de los trabajadores.

2 comentarios:

LALY dijo...

QUE LO YO TE DIGO,QUIERO METERME EN LA POLITICA Ó SER SINDICALISTA.....VIVEN COMO DIOS A CUENTA DE LOS DEMAS Y ESOS SON LOS QUE DICEN QUE MIRAN POR EL TRABAJADOR,PERO SI NO HAN TRABAJADO NUNCA ,ELLOS NO SABEN LO QUE ES ESO.SOLO SABEN COBRAR MUCHO DINERO,VIVIR A LO GRANDE,BUENOS PISOS,APARTAMENTOS,COCHES CON CHOFER PORQUE SI NO SE HERNIAN AL PONER LAS MARCHAS...TARJETAS SIN LIMITE Y A TI QUE TE BAJEN EL SUELDO PARA SACAR A ESPAÑA A FLOTE DONDE TODA ESTA GENTUZA LA HA METIDO,PERO SUS DINEROS Y PRIVILEGIOS QUE NO SE LOS TOQUEN....

LALY dijo...

QUE VEO ALGUNA FALTA DE ORTOGRAFIA,PERO HABLAR DE ESTOS MISERABLES HACEN QUE PIERDA EL CONTROL,PEROSE QUE TE QUITAS LAS GAFAS PORQUE SE EMPAÑAN Y ASI NO LAS VES
UN ABRAZO