Mi querido Tolico:
Cada cual atribuye a sus decisiones el peso y el alcance que estima. Para mí, participar o no en una huelga es una decisión seria, meditada, responsable, como votar o no hacerlo… Y en ocasiones, aun teniendo conciencia de ser utilizado, fui a la huelga, más de una vez de modo testimonial, como un garbanzo negro, la excepción entre 17 compañeros de mi centro de trabajo.
¿Cuál debería ser mi actitud ante esta convocatoria de huelga? Créeme si te digo que, a ratos, llevo tiempo analizando, reflexionando, buscando la decisión más sensata. Y efectúo ese análisis desde dos distintos planos:
¿Está justificada la realización de una huelga general? Una huelga significa el fracaso de la sociedad, pero como quiero responderte con claridad, he de decirte que no me cabe duda alguna, Tolico, de que sí; pero no ahora, sino hace mucho tiempo. Escribí en este blog que el señor presidente del Gobierno debería haberse dirigido a los ciudadanos para reconocer los errores cometidos, aceptar que dilapidó impuestos sin medida, que nos sumió en una deuda que seguirán pagando nuestros nietos; debería pedir perdón humildemente y anunciar la puesta en marcha de un plan de austeridad de verdad que combata tanto desatino y tanta deuda acumulada por todas las Administraciones. ¿Y cuál es la actitud del señor Zapatero? Tirar por el camino más corto y más sencillo: congelar las pensiones (discretitas en un elevado porcentaje de casos) y reducir el salario de los funcionarios. Luego, cercenar de raíz los derechos de los trabajadores hasta dejarnos al pairo; lo próximo está anunciado que será para antes de final de año y consistirá en endurecer las condiciones para acceder a la jubilación, lo que se traducirá en una ampliación de la edad laboral y en una menor pensión (la prensa de Internet recoge la intervención de un ministro calificando de «progresista» la reforma laboral y la próxima reforma del sistema de pensiones. ¡Será caradura!). Y como uno presenta un recorrido vital dilatado, no puedo evitar preguntarme: y para después, ¿qué más no tiene reservado? Estarás de acuerdo conmigo, colega, en que resulta justificadísima la convocatoria de una huelga general que revuelva los cimientos de esta seudodemocracia corrompida y putrefacta.
¿Tienen autoridad moral los sindicatos para realizar esta convocatoria? Ya expresé en el blog mi parecer acerca de los sindicatos y distinguí claramente el sindicato-empresa-maquinaria del sindicalismo que protagonizan los compañeros en el centro de trabajo. El sindicato-maquinaria, en general, se ha dejado engrasar de tal modo y ha ido tan de la manita del sistema que se ganó a pulso su pérdida de credibilidad y su falta de autoridad moral para efectuar la convocatoria. Si a esto le añadimos las informaciones (estoy seguro de que interesadas) publicadas por algunos medios de comunicación respecto de la negociación de los sindicatos con el gobierno central y con unas y otras comunidades autónomas respecto de los servicios mínimos a observar, el descrédito no aminora. Estás pensando, Tolico, que los sindicatos intentan lavarse la cara ante la sociedad pero con el suficiente cuidado como para no incomodar al sistema, lo que les resta legitimidad. ¡Qué horror! ¿Entonces? ¿Existe alguna institución en el país con autoridad moral y capacidad organizativa para convocar y llevar a la práctica una huelga general? No la conozco. Luego, aun aceptando la falta de legitimidad sindical, me siento obligado a aceptar su convocatoria.
Mi querido Tolico: desde el título del post tienes claro que me sumo a la huelga general del próximo miércoles día 29 de septiembre. Hago votos para que no resulte testimonial, como la de hace unas semanas, y, como consecuencia, para que haga reflexionar al señor presidente del Gobierno y lo lleve a actuar con sensatez y con sentido común. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario