Mi
querido Tolico:
He de
confesar humildemente que mi curiosidad por Steve Jobs deriva de la admiración
que le profesa nuestro colega Asier. El señor Jobs, como otros gurús de entre
siglos, nos acompañó en comidas y cenas y sigue siendo referencia en multitud
de conversaciones familiares. Percibiendo su evolución, cuando leí que abandonaba
la responsabilidad de dirigir Apple, tuve la convicción de que su tiempo se
halla tasado, y lo lamento.
Su
sucesor en la empresa presentó ayer el iPhone 4S y no pude evitar acordarme de Steve
Jobs, un soñador, un iluminado…, hasta dicen que un déspota. Veinte años atrás,
Laurene, su hoy mujer, «Dijo que sí» a la invitación a cenar formulada por este
visionario. Y hoy, ella y los tres hijos en común son el áncora de salvación de
este hombre de vida agitada, multimillonario desde los veinticinco años y
espejo en que se miran cientos y cientos de seres humanos de la aldea global
que aspiran a abandonar el anonimato.
Cierro
los ojos, pienso en la evolución física de Steve Jobs en los últimos tiempos,
especialmente su extrema delgadez y su rostro huesudo y descarnado, y me
pregunto qué sugerencias formulará a sus hijos (20, 16 y 14 años) y a su otra
hija.
¡Larga
vida, señor Jobs!
1 comentario:
Sobretodo su frase del titulo, habla mucho de Steve Jobs y de quien era como persona, asi claro sobre su admiración hacia la filosofía de Sócrates, el cual seguramente añoraba.
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