martes, 13 de enero de 2009

¡Una calle para el becerro libre!


—En A Coruña, Tolico, un ternero de unos 400 kg acaba de ejercer su derecho a ser libre y huyó del matadero municipal. La pena es que, en su loco deambular por las calles, dio lugar a situaciones de auténtico peligro y acabó abatido por los disparos de los agentes municipales.
—¡Pobre animal, Manoliño! ¿Alguien no entiende su huida y su locura? ¿Existen precedentes?
—Cuenta Pedro de Répide que, a finales del siglo XVI, unos saltimbanquis portugueses exhibían una abada o rinoceronte en una barraca situada en las eras del monasterio de San Martín. Los madrileños acudían al lugar a observar el fabuloso animal, y le hostigaban con gritos y silbidos. Un mozo de un horno próximo le acercó un mollete abrasando y la fiera se revolvió contra él y lo mató. En la confusión, la bestia se escapó hasta alcanzar Vicálvaro, a varios kilómetros del lugar de los hechos. Cuando fueron urbanizadas aquellas eras, el término abada dio nombre a una de las calles.
—Pues bien, Manoliño, yo, el gran Tolico, reivindico en A Coruña una calle para el becerro que huye del matadero en busca de la libertad. Podría ser la calle del becerro libre.

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