—Mi querido Tolico: En el transcurso de la semana…
—Estarás muy ocupado con la escritura de tu tu relato, Manoliño, pero el blog está abandonado y mis lectores impacientes.
—Digo que esta semana recibí en la estación de Metro de Manuel Becerra estas dos octavillas, aparentemente distintas:
—Os veo desnsortados, Manoliño. ¿Sabes de algún ser humano omnisciente? La crisis os hace agarraros a un clavo ardiendo.
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