Imagen de 20minutos.es.
—Manoliño, que nos metemos en un lío, que don Miguel falleció en 1936 y, por tanto, no pudo estar en Auschwitz. Colega, ¡documentación, colega!
—Gracias por la observación, Tolico. Lo que hoy quisiera destacar es el espíritu de supervivencia del ser humano, del ser humano de todo tiempo y lugar. Don Miguel de Unamuno pedía a las piedras de Salamanca que diesen fe de su existencia —«Decid que he sido»—, y el mundo acaba de saber que siete prisioneros de Auschwitz escribieron a lápiz en un trozo de papel de una bolsa de cemento sus nombres, sus lugares de nacimiento y sus números en el campo, y lo introdujeron en una botella que pasaría a formar parte de un muro. 65 años después, el mensaje alcanzó su destino y proclama a los cuatro vientos que han sido, ¡que son!
—Gracias por la observación, Tolico. Lo que hoy quisiera destacar es el espíritu de supervivencia del ser humano, del ser humano de todo tiempo y lugar. Don Miguel de Unamuno pedía a las piedras de Salamanca que diesen fe de su existencia —«Decid que he sido»—, y el mundo acaba de saber que siete prisioneros de Auschwitz escribieron a lápiz en un trozo de papel de una bolsa de cemento sus nombres, sus lugares de nacimiento y sus números en el campo, y lo introdujeron en una botella que pasaría a formar parte de un muro. 65 años después, el mensaje alcanzó su destino y proclama a los cuatro vientos que han sido, ¡que son!
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