—Algunos días no sé de qué vas, Manoliño, pero, o retiras mi nombre del blog o cuentas conmigo a diario y no sólo cuando te interese que yo dé el pico y te saque las castañas del fuego. Y lo de ayer fue una puñalada trapera. ¿Tienes algo que decir?
—Mi querido Tolico…
—¡Mi querido Tolico! Ahora te pones meloso. Cotinúa, Manoliño.
—Tú tienes tu ritmo, colega, y, alguna vez, la actualidad me encorajina y me obliga a publicar; pero, conste que siempre te tengo presente. Y vamos ya a la entrada de hoy. El mismo día leo en el mismo diario electrónico dos noticias que, por deformación, se me quedan prendidas en la mente. Por un lado, se estima que Galicia crecerá este año por encima del 2%.
—Mi querido Tolico…
—¡Mi querido Tolico! Ahora te pones meloso. Cotinúa, Manoliño.
—Tú tienes tu ritmo, colega, y, alguna vez, la actualidad me encorajina y me obliga a publicar; pero, conste que siempre te tengo presente. Y vamos ya a la entrada de hoy. El mismo día leo en el mismo diario electrónico dos noticias que, por deformación, se me quedan prendidas en la mente. Por un lado, se estima que Galicia crecerá este año por encima del 2%.
—Considerando la que está cayendo, Manoliño, te sentirás satisfecho, porque ese valor sobrepasa las medias española y europea.
—Espera, colega, que va la de arena: uno de cada cinco gallegos y medio ostenta la penosa consideración de pobre.
—¡Horror! O sea que si distribuyéramos a la población gallega de cinco en cinco ciudadanos, uno de esos cinco sería un pobre. ¡Qué tristeza!
—Hace quince o veinte años, el cabeza de la oposición de entonces preguntaba al presidente del gobierno de la época cómo podía dormir cada noche sabiendo que el país contabilizaba equis número de ciudadanos en paro.
—Sin comentarios, Manoliño.
—Espera, colega, que va la de arena: uno de cada cinco gallegos y medio ostenta la penosa consideración de pobre.
—¡Horror! O sea que si distribuyéramos a la población gallega de cinco en cinco ciudadanos, uno de esos cinco sería un pobre. ¡Qué tristeza!
—Hace quince o veinte años, el cabeza de la oposición de entonces preguntaba al presidente del gobierno de la época cómo podía dormir cada noche sabiendo que el país contabilizaba equis número de ciudadanos en paro.
—Sin comentarios, Manoliño.
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