lunes, 13 de abril de 2009

Otra vez, los corsarios


—Te conozco como si te hubiera parido, Manoliño.
—Lo sé, Tolico. ¿Por qué me lo recuerdas?
—Porque observo que das vueltas a esa imagen de Bo, el chucho que los señores Obama regalan a sus hijas. ¿Por qué estas niñas no tienen derecho a disfrutar de los beneficios de una mascota? Por cierto, ¡qué feo es el jod…!
—Tolico, repórtate. Nada que objetar, colega. Ojalá que las criaturas reciban de sus padres no sólo el regalo de Bo, sino también el regalo de la presencia y la dedicación de los progenitores. Lo que me espanta es que la mafia de corsarios somalíes tenga en jaque al mundo cuando EE.UU., China, Francia, España… tienen allí destacadas fuerzas armadas. No puedo entender qué sucede, Bartolo.

P.D.: Cuando voy a subir el post, me entero de que el capitán Philips —modelo de marino que se ofrece como rehén para salvar a sus compañeros—, ha sido liberado. Felicidades al capitán y enhorabuena a la Navy. Cuando a la fuerza de la razón se une la razón de la fuerza…

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