—Los hechos sucedieron a mediados de diciembre de 1830. El buque Adelaide se dirigía a Las Antillas desde Bristol cuando el infortunio le aguardaba agazapado en el entorno de Laxe, en La Costa de la Muerte. Allí naufragó y perecieron trece tripulantes y dos pasajeros, Francisca y Guillermo, madre e hijo, y salva su vida una única persona, el capitán Guillermo Novell, esposo y padre, respectivamente, de Francisca y Guillermo. ¿Es posible mayor crueldad del destino? El capitán, único superviviente, mientras perecen su mujer, su hijo y la tripulación. Cuentan las crónicas que don Guillermo vagó por Laxe como alma en pena durante semanas con la Biblia bajo el brazo.
—No me gustaría estar en su pellejo, Manoliño.
—Ni a mí, Tolico. Y otra vez, la tragedia vuelve al mar con tintes que recuerdan el drama del Adelaide.
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