miércoles, 3 de septiembre de 2008

Yo confieso


—¿Estás loco, Manoliño? ¡Por favor! ¡No confieses! Créeme que no sabes en qué jardín te metes.
—Yo confieso, Tolico.
—¡Y vuelta la mula al trigo! ¿Qué vas a confesar? ¿Qué quieres confesar? Guarda tus secretos, tus fantasmas, que a nadie importan, y, si no lo haces, pasarás a la historia como un auténtico loco. ¡Confesarse en público! ¡Horror!
—Es que...
—Mira, Manoliño, la sociedad te provee de vestidos que ocultan..., que realzan..., y no necesitas mostrarte cómo eres de verdad. Ahí tienes vigente a Maquiavelo cientos de años después. ¿Cuál es su hipótesis? Que los demás captan de nosotros nuestra apariencia y difícilmente nuestra esencia.
—¡No lo entiendes, Tolico! No tengo empeño alguno en exhibir los pellejos colgando. después de estos meses de recorrido del blog. Sencillamente, me apetece participar a nuestros amigos, muchos de ellos fieles y diariamente constantes, la razón de ser de este blog.
—Tú participa a nuestros amigos lo que quieras, pero has de saber que no me gusta la deriva que toman los acontecimientos y no respondo de mí mismo, que lo tengas presente.
—Sepa usted, sabe tú, amigo lector, que escribo desde la adolescencia, y, desde hace un tiempo, sentía torpe el lapicero en mi diestra.
—¡Oficio, oficio y oficio! ¡Y basta ya de abrir el corazón, Manoliño!
—Así es, Tolico: entendí que precisaba de oficio, de práctica, de escribir a diario.
—Y montamos el blog para que te sintieras obligado, y seguimos con él.
—Sí, pero...
—¡Pero, pero, pero! Mira, Manoliño, ya me tienes hasta el pico y, ahora, el que confiesa soy yo, y, como decía la tía Dolores, "cuando las cosas vienen al pelo, aunque la mula se caiga al suelo". ¡No haber abierto el melón! Querido amigo: ¿se le pasó por la cabeza alguna vez que Bartolo, Tolico, sea un pequeño canario común con el que conversa mi colega Manoliño? ¿A que Manoliño está de psiquiatra? ¡Otra víctima del sistema! ¡Pobre! Claro que puede respondernos como lo haría Anatole France —que yo también leo— cuando sentencia que no es preceptivo que nos parezcamos a nuestros retratos.

4 comentarios:

Glo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Glo dijo...
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Glo dijo...

¡Y qué bien me viene la cita de Anatole France! Se la espetaré a mis clientes cuando frunzan el ceño frente al lienzo con su retrato en acrílico.

Pondré la frase en la vitrina de los animales disecados y los monstruos en formol, junto a aquella otra cínica sentencia: "... no es necesario que lo contado sea verdad; basta que sea verosímil..."

Anónimo dijo...

! BUENO ¡YA DESCUBRIMOS AQUIEN ES BARTOLO,PUES YO OPINO LO MISMO QUE BARTOLO,ME HUBIESE GUSTADO SEGUIR COMO ANTES,AUNQUE A LOS LECTORES NOS DARA IGUAL,YA QUE MANOLIÑO SIGUE Y ES TAN INTEREANTE CON BARTOLO Ó SIN EL.UN ABRAZO PARA LOS DOS. LALI.