Mi querido Tolico:
Accedemos a la via que desde Wroclaw se dirige a Cracovia, una moderna autovia de cuatro carriles semejante a las espanolas que tu conoces. Poco antes de dos horas de viaje nos desviamos por carreteras que para nosotros tendrian la calificacion de locales. El dia esta gris, triste y hace frio; el campo, tapizado de verde; y los arboles, todavia huesudos. Me siento en Galicia. De pronto, una estampa familiar: el edificio de acceso a Auschwitz II, con su torre central, bajo la que accedian al recinto los trenes de la muerte. En una inmensa extension, barracones de ladrillo, restos de otros, pistas interiores, las vias de tren y una larga, inmensa, eterna fila de barracones de madera. Acceder a uno de ellos te traslada al mundo de la inhumanidad mas sanuda; por favor, ahorrame la descripcion.
A pocos cientos de metros, Auschwitz I. En las instalaciones de lo que fue un cuartel, el rey de las tinieblas instalo una fabrica de muerte. El espiritu de un muy largo millon de seres humanos que cometieron el horrible pecado de nacer judios, polacos o gitanos vaga vivo, sobrevuela el ambiente y te hiela el cuerpo y el alma. Accedimos a no mas de tres o cuatro barracones transmutados en testigos de cargo de la barbarie: kilos de pelo humano destinado a confeccionar alfombras, cientos de maletas, un enorme amasijo de gafas, toneladas de calzado infantil y adulto, miles de cepillos de todo tipo, pijamas a rayas... Creeme, Tolico, si te confieso que el estomago revuelto y un nudo en la garganta nos obligaron a interrumpir la visita. En que mundo viviran quienes justifican o niegan el holocausto?
Los romanos, cuando alcanzaron el «finis terrae», temblaron de pavor ante aquel mar capaz de engullir al rey de todos los astros y le llamaron «mar tenebroso». Que dirian de Auschwitz?
P.D.: Con esta entrada, espero poner fin a las limitaciones tecnicas.
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