—Me siento muy mal, Manoliño.
—Tolico, ¡por favor!
—Me siento discriminado, colega.
—¡Vamos!
—Es la realidad. ¡Cómo habría disfrutado yo, humilde canario, en el salón de actos del Rectorado jaleando a mi pibe hasta desgañitarme en el momento en que el señor Rector de la Universidad Rey Juan Carlos le distingue como «Mejor Estudiante de Intercambio Internacional»! ¡Enhorabuena, muchachote! Todavía sigo flotando cuando pienso en tu premio. Cuando yo vuelva a mi mundo…
—Tolico, ¡por favor!
—Me siento discriminado, colega.
—¡Vamos!
—Es la realidad. ¡Cómo habría disfrutado yo, humilde canario, en el salón de actos del Rectorado jaleando a mi pibe hasta desgañitarme en el momento en que el señor Rector de la Universidad Rey Juan Carlos le distingue como «Mejor Estudiante de Intercambio Internacional»! ¡Enhorabuena, muchachote! Todavía sigo flotando cuando pienso en tu premio. Cuando yo vuelva a mi mundo…
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