—Éste es el faro de Corrubedo, Tolico, el faro que marca el límite de la Costa de la Muerte por el Sur. El edificio que lo acoge posee un diseño único: para hacer frente a los temporales, es semicircular cuando mira al mar y rectangular hacia tierra.
—Te dejo, Manoliño: exhíbenos tu vena galaica.
—Este faro, de mediados del XIX, fue testigo mudo…
—¿Testigo mudo, Manoliño? ¿Es que no dispone de bocinas como el de Fisterra?
—Espérate a leer el relato del viaje, colega. Digo que fue testigo de tragedias de una crudeza difícilmente superable: Vio naufragar hace siglo y cuarto dos lanchas locales, naufragio que dejó sin aliento a 26 tripulantes, y 40 criaturas quedaron huérfanas. Fue testigo hace algo más de un siglo del naufragio del Salier, que arrojó 280 u 281 víctimas, toda su dotación. Presenció el naufragio del Santa Isabel, con sólo 53 supervivientes de las 266 personas que albergaba. Y el hundimiento del Dom Pedro, con 91 desaparecidos, de los que se recuperaron sólo seis cuerpos…
—¡Cuánto habrá sufrido el faro, testigo de tanta desgracia!
—Pues bien, Tolico, si tú fueras un político de nivel, podríamos marcarnos una escapadita a Corrubedo por cuenta del sistema y caminar por sus dunas —¡qué belleza!—, y tomar el menú del día en el restaurante Fisterra por un euro.
—Te dejo, Manoliño: exhíbenos tu vena galaica.
—Este faro, de mediados del XIX, fue testigo mudo…
—¿Testigo mudo, Manoliño? ¿Es que no dispone de bocinas como el de Fisterra?
—Espérate a leer el relato del viaje, colega. Digo que fue testigo de tragedias de una crudeza difícilmente superable: Vio naufragar hace siglo y cuarto dos lanchas locales, naufragio que dejó sin aliento a 26 tripulantes, y 40 criaturas quedaron huérfanas. Fue testigo hace algo más de un siglo del naufragio del Salier, que arrojó 280 u 281 víctimas, toda su dotación. Presenció el naufragio del Santa Isabel, con sólo 53 supervivientes de las 266 personas que albergaba. Y el hundimiento del Dom Pedro, con 91 desaparecidos, de los que se recuperaron sólo seis cuerpos…
—¡Cuánto habrá sufrido el faro, testigo de tanta desgracia!
—Pues bien, Tolico, si tú fueras un político de nivel, podríamos marcarnos una escapadita a Corrubedo por cuenta del sistema y caminar por sus dunas —¡qué belleza!—, y tomar el menú del día en el restaurante Fisterra por un euro.
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