lunes, 17 de noviembre de 2008

Tolico abandona la docencia

—Desisto, Manoliño, desisto de pasarme a la docencia.
—No lo entiendo, Tolico. Hace unos días te encontré ilusionadísimo con la perspectiva de ser maestro.
—Y es verdad, colega, pero, mirándolo fríamente, la de maestro se ha convertido en una profesión de riesgo, y yo no tengo necesidad de pasar malos ratos.
—¡Quien como tú, Bartolo, que te lo puedes permitir!
—Pero no creas que el gran Tolico va a vegetar, no. Me paso a la industria.
—¡Guau! Tienes un mérito envidiable, especialmente en tiempo de recesión, como el que nos toca vivir.
—No lo creas, trabajo sobre seguro: fabricaré papeleras.
—¿Papeleras?
—¡Papeleras, Manoliño! He leído que nuestro alcalde quiere cambiar las 63.000 papeleras de la ciudad —él si que tiene mérito—, y yo estoy seguro de poder fabricarlas por debajo de los 1.166 euros que le ofertaron; así que, como él persigue lo mejor para los convecinos, me las encargará a mí. De ésta, me forro, Manoliño.

No hay comentarios: