martes, 27 de mayo de 2008

“¿Por qué se han puesto tan nerviosos?”

—¿Quién se ha puesto tan nervioso, Manoliño? ¿Por qué?
—Mi querido Tolico: anda revuelto el mundo de los fogones porque el Sr. Santamaría metió el dedo en la llaga.
—Yo participo del planteamiento de don Santi: donde esté la cocina de mercado, que retiren las espumas, las nubes y demás paparruchas. Algo tienen que inventar para crear la sensación de que innovan. Y, ¡cómo cotizan la innovación! Aunque, también te digo que cada ciudadano es muy libre de gastar su dinero como mejor le parezca.
—En realidad, Bartolo, la polémica en ese mundo ya es vieja. El maestro Cunqueiro negaba el derecho a llamarse gallego a aquel restaurante incapaz de superar el examen de elaborar una filloa. Una prueba en la línea de la de don Álvaro pondría a más de un restaurante en su sitio.
—Y yo quiero destacar algo en lo que los medios de comunicación apenas inciden, y es en el hecho de que el Sr. Santamaría arremete también contra la fast food.
—Corto se quedó don Santi, Tolico. Cuánta razón asiste a mi amiga Lucrecia Zurdo, que clama en el desierto desde hace más de treinta años, pero, ¡son tantos los intereses! Algún día conoceremos estadísticamente el daño que causa a nuestra salud el empleo de fertilizantes, plaguicidas, edulcorantes artificiales, aditivos y demás química que ingerimos sin saber de sus consecuencias sobre nuestra salud y con la bendición del sistema. Si quieres horrorizarte, pásate por el blog de Noa.

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