—A ti, Manoliño, se te llena la boca hablando de la aldea global, pero reconoce que sigues anclado en tu aldea, en tu isla.
—Dudo entre responderte que no entiendo nada o en preguntarte si te has vuelto tonto.
—¿Tonto yo? ¡Tururú! Mírale, ufano porque hoy festejamos el día de San Isidro, su patrono de adopción. ¿De adopción? ¡Pero si Madrid te acoge desde hace más tiempo del que viviste en tu villa de nacimiento! En cambio, mírame: Tolico, ciudadano del mundo.
—¿De qué mundo? Una vez más, cada cual urdimos un mundo a nuestra medida.
—Anda, anda, déjate de filosofías y toma nota: por fin he visto claro que Asi tiene razón y traslado mi residencia a Japón.
—¿A Japón?
—Sí, Manoliño, a Japón, y no te molestes en preguntarme el porqué: cuestión de medio ambiente; allí, los sujetadores generan electricidad.
—Dudo entre responderte que no entiendo nada o en preguntarte si te has vuelto tonto.
—¿Tonto yo? ¡Tururú! Mírale, ufano porque hoy festejamos el día de San Isidro, su patrono de adopción. ¿De adopción? ¡Pero si Madrid te acoge desde hace más tiempo del que viviste en tu villa de nacimiento! En cambio, mírame: Tolico, ciudadano del mundo.
—¿De qué mundo? Una vez más, cada cual urdimos un mundo a nuestra medida.
—Anda, anda, déjate de filosofías y toma nota: por fin he visto claro que Asi tiene razón y traslado mi residencia a Japón.
—¿A Japón?
—Sí, Manoliño, a Japón, y no te molestes en preguntarme el porqué: cuestión de medio ambiente; allí, los sujetadores generan electricidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario