—Puedo jurarte, Tolico, que, cuando este amanecer escuché el titular de la noticia…
—No me digas más: pensaste en otro caso de bandas, de matones, de drogas o de ajuste de cuentas. Así de insensibles nos volvemos.
—Cuando al ampliar la información me entero de que el hecho sucedió a las cinco de la madrugada y de que el desencadenante del homicidio fue el robo, sustracción o como se llame legalmente, de un bocadillo por parte de la víctima, sencillamente, me quedé estupefacto. Asombra la desproporción y lo poco que importa la vida.
—No me digas más: pensaste en otro caso de bandas, de matones, de drogas o de ajuste de cuentas. Así de insensibles nos volvemos.
—Cuando al ampliar la información me entero de que el hecho sucedió a las cinco de la madrugada y de que el desencadenante del homicidio fue el robo, sustracción o como se llame legalmente, de un bocadillo por parte de la víctima, sencillamente, me quedé estupefacto. Asombra la desproporción y lo poco que importa la vida.
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