miércoles, 2 de julio de 2008

Pasan los años, pero no cambian los tiempos

—Mi querido Manoliño: hoy te encuentro filósofo, y eso me gusta poco.
—Las noticias que esta mañana nos acerca la radio son serias y preocupantes; de las más graves, el aumento brutal del número de personas paradas. Y no puedo evitar recordar mi experiencia de ayer en la Biblioteca Nacional. De los meses veraniegos de 1977, reproduzco las ideas que subyacen en los titulares que llamaron mi atención:

El paro amenaza Galicia
Desolación en el ámbito pesquero gallego
Sube el precio del pan
Suspensión de pagos de empresas
Inflación desbocada
Subida de la gasolina
Fuerte devaluación de la peseta
Motín en trece prisiones españolas
Expolio en la catedral de Oviedo
Encarnizada lucha política

Y en otro orden:

Automatización del servicio telefónico de Betanzos
Apagón general de varias horas en Nueva York
Fallecimiento de Groucho Marx

—No sigas, colega: sin dejar de reconocer contigo que pasan los años pero apenas cambian los tiempos, cada día te encuentro más viejo.

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