jueves, 24 de julio de 2008

Desde Buño

Querido Tolico: Manolo o Grande, mi padre, nació en 1923 en el límite de la Costa de la Muerte. Más allá de sus desgracias, tuvo la inmensa fortuna de cruzarse con don José Martínez Virel, un maestro vocacional extremeño que, en aquellos tiempos en que no había llegado el fluido eléctrico a la aldea, montaba representaciones teatrales; con el producto de su recaudación y alguna ayuda organizaba viajes culturales por Galicia.
Don José tuvo la poca fortuna de programar la última de esas salidas coincidiendo con los hechos que pasarían a la Historia como Alzamiento Nacional. Era el segundo día de la actividad y el maestro y sus chicos habían visitado Santiago de Compostela y habían pernoctado en una pensión de la ciudad. Los acontecimientos socio-político-militares truncaron el proyecto y alumnos y docente debieron volver a la aldea a toda prisa. Que yo sepa, Manolo o Grande no tuvo la oportunidad de conocer Buño a lo largo de su vida, uno de los lugares a visitar en aquella expedición de adolescencia. En más de una ocasión, le oí referirse con admiración a la villa como la capital de la alfarería que es. Estoy seguro de que 70 años después de aquellos hechos, Manolo o Grande se siente satisfecho de conocer Buño a través de los ojos de su hijo. Camino del archipiélago de las gaviotas (las islas Sisargas), me detengo para perderme en la villa.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

“Manolo o Grande se siente satisfecho de conocer Buño a través de los ojos de su hijo.”

Que bonito y que grande. Manolo o Grande, es seguro vera con los ojos de su hijo aun mayor belleza que si lo hubiera visto con los suyos propios. Está tan orgulloso que ha inundado de mar al mismísimo cielo, ahora todos los que allí habitan flotan sobre sus aguas siguiendo ese viaje que tanto oxígeno dará al andariego.

Olivo.

He andado muchos caminos
he abierto muchas veredas;
he navegado en cien mares
y atracado en cien riberas.

En todas partes he visto
caravanas de tristeza,
soberbios y melancólicos
borrachos de sombra negra.

Y pedantones al paño
que miran, callan y piensan
que saben, porque no beben
el vino de las tabernas.

Mala gente que camina
y va apestando la tierra...

Y en todas partes he visto
gentes que danzan o juegan,
cuando pueden, y laboran
sus cuatro palmos de tierra.

Nunca, si llegan a un sitio
preguntan a donde llegan.
Cuando caminan, cabalgan
a lomos de mula vieja.

Y no conocen la prisa
ni aún en los días de fiesta.
Donde hay vino, beben vino,
donde no hay vino, agua fresca.

Son buenas gentes que viven,
laboran, pasan y sueñan,
y en un día como tantos,
descansan bajo la tierra.

Serrat.

Anónimo dijo...

Donde dije Serrat, quería decir Machado.