—¿Vuelves a tomar la iniciativa, Tolico? Dime.
—Es evidente que ya no conservas abuela.
—Sabes que no, pero, ¿dónde quieres llegar?
—En la presentación que de nosotros realizas en el blog te defines como curioso de la vida. Modesto, ¿no?
—Vas por la segunda provocación en tres días, y hoy tampoco toca. Pero, continúa.
—¿Te has preguntado alguna vez cómo se hace llegar el hormigón a las plantas de un rascacielos en construcción?
—En verdad que no, Bartolo. ¡Desconozco tal infinidad de cosas….! Y, además, ¡desconozco que desconozco tal inmensidad de ellas…! Chaplin advirtió que "Todos somos aficionados. La vida es tan corta que no da para más". Ahora bien, tu pregunta, malandrín, sabes que aparece recogida en Muy Interesante de este mes, y que el récord se alcanzó en una torre en construcción en los Emiratos Árabes, torre en la que el hormigón fue bombeado a 450 metros, a la planta 125.
—Lo que nos pone en bandeja referirnos al Libro Guinnes de los Récords.
—Si ojeas la edición correspondiente a este año puedes conocer que el gasto militar per cápìta de Israel supera al de EE.UU., que Bin Laden es el terrorista más buscado, que el Reino Unido espía a sus ciudadanos a través de la basura que depositan en los correspondientes contenedores o que Australia dejará de utilizar las bombillas incandescentes de toda la vida en 2009. ¡Curioso y entretenido el Guinness!
—Por cierto, hace años ya que Asier no lo compra.
—Cada momento, Tolico, aparece dominado en el ser humano por unos intereses, pero acerquémonos a su estantería a fin de comprobar cuántos ejemplares contiene: nada menos que seis, de los que cinco lo son en versión original inglesa. ¿Qué esperaría encontrar en el Guinness aquel niño de Educación Primaria?
—Acepta conmigo, Manoliño, que no sabes hacer otra cosa que formular preguntas.
—Disculpa, colega, pero nuestra tutora Lidia nos proyectó recientemente esta cita: “Sólo los poetas tienen las respuestas”. La firma Humberto Maturana. Y uno, para bien o para mal, no alcanzó ni alcanzará jamás el estatus de poeta.