Cuando las circunstancias me llevan por la calle de Juan Bravo, a la altura de la del Conde de Peñalver no puedo evitar levantar la cabeza y recordar a Celso Emilio Ferreiro a través de la placa que encabeza esta entrada. ¡Mi admirado paisano! ¡Cuánto hace que no leo palabra alguna en torno a su persona o a su obra! ¿Es posible que resulte así de frágil la memoria del ser humano? Contaba cincuenta años cuando Longa noite de pedra/Larga noche de piedra ve la luz. Permíteme, Tolico, que el poema que da nombre al libro sirva de homenaje a los dos marineros víctimas de la ira incontenida de una naturaleza ebria de locura.
sábado, 23 de febrero de 2008
Otra vez el mar de la Costa de la Muerte
Cuando las circunstancias me llevan por la calle de Juan Bravo, a la altura de la del Conde de Peñalver no puedo evitar levantar la cabeza y recordar a Celso Emilio Ferreiro a través de la placa que encabeza esta entrada. ¡Mi admirado paisano! ¡Cuánto hace que no leo palabra alguna en torno a su persona o a su obra! ¿Es posible que resulte así de frágil la memoria del ser humano? Contaba cincuenta años cuando Longa noite de pedra/Larga noche de piedra ve la luz. Permíteme, Tolico, que el poema que da nombre al libro sirva de homenaje a los dos marineros víctimas de la ira incontenida de una naturaleza ebria de locura.
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