sábado, 23 de febrero de 2008

Otra vez el mar de la Costa de la Muerte

Mi querido Tolico: De nuevo, la “madre sin sueño” golpea como sólo ella sabe hacerlo. Amanecíamos ayer al día a día cuando la radio daba cuenta de la desgracia en Camelle. La eterna maldición se cobró dos vidas esta vez. Y van, ¿cuántas?
Cuando las circunstancias me llevan por la calle de Juan Bravo, a la altura de la del Conde de Peñalver no puedo evitar levantar la cabeza y recordar a Celso Emilio Ferreiro a través de la placa que encabeza esta entrada. ¡Mi admirado paisano! ¡Cuánto hace que no leo palabra alguna en torno a su persona o a su obra! ¿Es posible que resulte así de frágil la memoria del ser humano? Contaba cincuenta años cuando Longa noite de pedra/Larga noche de piedra ve la luz. Permíteme, Tolico, que el poema que da nombre al libro sirva de homenaje a los dos marineros víctimas de la ira incontenida de una naturaleza ebria de locura.

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