jueves, 24 de enero de 2008

Persiguiendo el sueño de Felipe II

—Mi querido Bartolo.
—Hoy, ¿de qué vas, Manoliño? ¿De historiador?
—Ya veo que continúas batallador. Sigue así, pero no olvides tus principios, la educación, las formas…
—¿Me estás llamando grosero? ¡Conseguirás enfadarme de verdad!
—Serénate, Tolico, y déjame aludir al comentario que nuestro anónimo amigo deja a la entrada de ayer: ni más ni menos que la guinda que yo fui incapaz de escribir pero que suscribo íntegramente. ¡Gracias, amigo anónimo! Y ahora, vayamos al post de hoy. Juan Bautista Antonelli, prestigioso ingeniero, prestó importantes servicios a Carlos I, y, cuando Felipe II alcanzó la responsabilidad de reinar, presentó al Rey un proyecto muy a tono con el carácter fiscalizador del monarca: centralizar en Madrid el comercio con América. Para ello, haría navegable el Tajo hasta Toledo y, desde allí, mediante esclusas, daría caudal al Jarama y al Manzanares para que los barcos pudieran alcanzar el Puente de Toledo en nuestra capital. La idea gustó al rey Felipe II, que estaba decidido a acometer proyecto así de faraónico, pero el desastre de la Invencible, con el subsiguiente quebranto social y económico, impidió su puesta en marcha.
—Espléndida lección de Historia, señor maestro. ¿Aplaudo? ¿Dejarás de ejercer en algún momento?
—No me interrumpas, por favor, y destácame una de las noticias del día.
—Adivino por donde vas, Manoliño: dentro de dos años, frente al antiguo matadero, Madrid contará con una magnífica playa a diez minutos de la Puerta del Sol, y kilómetros y kilómetros de nuevos itinerarios, áreas infantiles, espacios para mayores, carriles bici, un embarcadero… ¿Sigo?
—Has hecho los deberes, Bartolo.
—Y quieres que yo me moje poniendo el punto a la i, despotricando acerca de la inconmensurable deuda de la ciudad, de los impuestos que pagamos, del orden de prioridades, de la pólvora del rey y de todos esos lugares comunes que a ti te gusta manejar. Pues no, Manoliño: si quieres, te mojas tú, que habíamos convenido actuar como lo hacen los miembros de la carrera diplomática y no referirnos a asuntos religiosos ni políticos.
—Gracias, Tolico.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Genial! Solo conozco de Madrid Barajas y poco mas, pues me paso el tiempo en el aire, como a su musa también me gusta volar, volar tan alto como su imaginación que intenta hacernos creer, que esa “musa” tiene vida, es mas, usted realmente cree que la tiene y sin saberlo le ha envuelto en su arrullo y ha adquirido una doble personalidad, utilizando una u otra según el compromiso del comentario. Tenemos curiosidad de saber realmente a quien pertenece esa otra mitad de su alma y de su cerebro, puesto que hay tal fusión entre uno y otro que se confunden.
Bueno todo esto para comentar una vez mas lo mucho que nos ha gustado el tema, además de relajarnos, nos cultivamos y nos ponemos al día en temas que, o teníamos olvidados, o los desconocíamos. Los enlaces son una idea tan generosa como práctica
Pues nos permite completar nuestros conocimientos. Ahora, a su crítica, la nuestra. No soy de las personas que me guste hipotecarme, pero a veces, si queremos conseguir algo grande, tenemos que adquirir ciertas deudas, si yo viviera en Madrid, me gustaría disfrutar de algo que puede ser atractivo, creo que su alcalde no lo está haciendo tan mal, es cierto que hay otras necesidades que deberían ser prioritarias, pero no son tan populares.

Anónimo dijo...

Pues mira Tolico, ya en el siglo XVII decía Quevedo que el Manzanares era un "río con mal de piedra" por la escasez de agua que tenía, pero hay referencias de esa época de que permitía chapuzones veraniegos y se bañaban hombres y mujeres (sobre todo las de vida libre y alegre)igual que Adán y Eva; eso sí, en pleno verano los paseos se hacían por el cauce del río que apenas llevaba agua y, siguiendo con Quevedo, podríamos decir: "Manzanares, Manzanares, arroyo aprendiz de río, tú que gozas, tú que ves en verano y en estío las viejas en cueros muertos, las mozas en cueros vivos".
En cuanto al puente,grande y prodigioso, hace tres siglos se aconsejaba al rey "vender el puente o comprar un río".
En fin, esperemos que el alcalde logre una playa adecuada a la capital de España, con barcas, gaviotas y demás y supere a Felipe II, pues según el proyecto, habrá nueve puentes más; lo único que me preocupa es si habrá agua bajo tanto puente. Babel.