viernes, 29 de febrero de 2008

60 años de paralelo 38 o un rayo de luz para la esperanza

—Mi querido Tolico: Plantéate la hipotética situación de que el ser humano pudiese elegir entre desarrollar su vida habitual o ingresar en una dimensión en que tuviese la garantía de que sus deseos más peregrinos fuesen satisfechos; o dicho de otro modo, una dimensión en que fuese feliz de modo permanente.
—Yo elegiría ser feliz, Manoliño.
—La pregunta la formuló Robert Nozick, filósofo y profesor de Harvard, y encontró que la mayoría de los encuestados desecharía el nirvana de la felicidad porque estima que sin insatisfacción resultaría imposible alcanzar la dicha.
—Parece que el género humano fuese masoca.
—Llevando la conclusión al absurdo, la sociedad debería estar reconocida a la naturaleza y a la legión de cabritillas y mamonazos que en el devenir histórico han sido porque con sus barrabasadas procuran el dolor al ser humano, lo que le permitirá alcanzar la dicha en algún instante de su existencia.
—Mi querido Manoliño: no se me escapó que me restituiste el Mi del saludo y créeme que me reportó un instante, al menos, de satisfacción, pero, ¿te das cuenta de en qué profundidades te metes en viernes, un día en que cada cual intentamos desconectar de la tensión de la semana?
—Espera un momento, Tolico. Leo que la orquesta estadounidense más antigua, la Filarmónica de Nueva York, ha cosechado un éxito inhabitual e inconmensurable con el concierto que ofreció en el Gran Teatro de Pyongyang.
—¿En China?
—Cerca, en Corea del Norte.
—Y, al sur, Corea del Sur, paralelo 38 en medio.
—Efectivamente, Tolico. Después de sesenta años de tensión, parece querer vislumbrarse un rayo de esperanza en aquel foco de tensión. Tendría gracia que fuésemos masocas y que debiésemos agradecer a tanto taimado como puebla el mundo conocido que nos dé la oportunidad de anhelar un instante de felicidad.

jueves, 28 de febrero de 2008

Bartolo envidia a los nacidos el 29 de febrero

—Querido Bartolo: mientras mantengas esa actitud típica de cascarrabias que tú mismo reconoces, te apeo el Mi de Mi querido Bartolo, y espérate que no lo deje únicamente en Bartolo.
—¿Y qué quieres que te responda, Manoliño? Que sigues tonto. Anda, bonito mío, pasemos a la acción.
—Allá vamos, Tolico, aunque intuyo…
—Malo, malo, que tus intuiciones no me gustan nada. Dispara.
—¿Cuál es tu edad, colega?
—No estás tonto, sino rematadamente tonto. ¡Anda ya! Ayer me pregunta por la próstata, hoy por la edad… ¿Qué pretendes? ¿Denigrarme? ¿Sabes por qué no utilizo reloj? Sencillamente, porque el reloj no es capaz de medir el tiempo. Piensa en el significado profundo de lo que acabo de decirte. ¿Es testimonio de autoridad para ti la opinión de Picasso?
—Depende.
—Ya está el gallego en mitad de la escalera. Pues bien, don Pablo estima que es necesario que transcurra mucho tiempo para poder ser joven.
—Me encantan tus contradicciones, Tolico. ¿Cómo valoraba el mucho tiempo el maestro? ¿Cómo lo medía? Piensa en ello y respóndeme cuando tengas respuesta. Por el momento, dime qué día es mañana.
—El alzheimer te está haciendo polvo, colega. ¿Qué quieres saber, el día de la semana o el del mes?
—Ya puestos, ambos.
—Me siento como un bobo, pero voy a seguirte la corriente. Mañana es viernes 29 de febrero de 2008.
—Año bisiesto.
—Efectivamente, Manoliño, un año especial, rarito como tú.
—¿Y te has detenido a reflexionar lo difícil que debe de resultar celebrar su cumpleaños a los nacidos en 29 de febrero?
—¡Guay! Me apunto. De ese modo, sólo cumpliría años cada cuatro; sería como vivir viajando en el tiempo. ¿Entiendes por qué te digo que el reloj no mide?
—Pues bien, Tolico: mi paisano Rudesindo Soutelo cumplirá mañana 56 años o 14, según tu cómputo particular. Lamento no conocerlo personalmente, pero su blog habla de él. Practicarás el gallego cuando leas sus aforismos y cuando disfrutes advirtiendo que no tiene pelos en la lengua y llama pan al pan, y al vino, vino.
—Cuando lo conozcamos, le preguntaré por la escalera.

miércoles, 27 de febrero de 2008

Liberalización para las próstatas británicas

—Querido Bartolo: ¿Cómo marchan hoy esos ánimos?
—No puedo quejarme, colega.
—Y la próstata, ¿qué tal, Tolico?
—Decididamente, Manoliño, estás por provocarme, y voy a adoptar tu actitud, o sea, no prestarte atención, que, si no fumas, lo parece. Por cierto: la tuya, ¿qué tal marcha, bonito?
—Parece claro que, algunos días, tu sentido del humor deja que desear, Bartolo.
—Déjate de tonterías y vayamos al asunto del día, Manoliño.
—Hoy, el comentario va de próstatas.
—No me cabe duda alguna de que estás tonto, tío.
—¿Cómo voy a discutirte semejante afirmación? Tú me ves con tus gafas y yo debo respetar tu apreciación, que ser colegas, obliga. Y entro ya en materia. Leo estos días que la sociedad británica estima escaso el número de servicios públicos, y yo me pregunto: ¿quién puede llegar a semejante conclusión?
—La respuesta es obvia, Manoliño, quien necesite hacer uso de ellos.
—Es decir, las próstatas.
—¡Y dale, Manuel!
—Pues bien, las autoridades valoraron positivamente una experiencia piloto y estudian extenderla a todo el país. Si la pusiesen en marcha, créeme que supondría una auténtica liberación para más de cuatro próstatas.
—Estás como una cabra, Manoliño.
—Así me gusta verte, Tolico, con tu auténtico sentido del humor. Por cierto: ¿imaginas aquí una iniciativa semejante?

martes, 26 de febrero de 2008

Telecom Italia intenta ampliar el negocio

—Querido Bartolo…
—Querido Manoliño…
—¿Otra vez, Tolico?
—No seas cacique, como diría el abuelo Cesáreo, que pretendes gobernarlo todo. ¿Es que no eres consciente todavía de que tu papel en el blog es meramente mecánico?
—¿Artesano?
—No me enredes, Manoliño, que te veo venir. La artesanía te llevaría al oficio y, si me dejo, te autoproclamas genio y te quedas tan fresco, y yo, ¡a aguantar tus extravagancias! Seamos serios, colega, y mentalízate de una vez: Tolico es el alma del proyecto. Porque sepas que hoy me siento sensible, no intentes aprovecharte, que no te lo consiento.
—Di algo a nuestros lectores respecto de tu estado de ánimo.
—Mejor, deja unas líneas de reconocimiento al Anónimo amigo que insertó un comentario en la entrada de ayer, que mi emoción no me lo permite.
—Así será, tronco. ¿Entramos en materia?
—¿Quieres hundirme, Manoliño?
—No entiendo nada, Bartolo.
—¿Qué tiene de especial que una empresa intente ampliar el negocio?
—La novedad, colega, radica en que la compañía pretende contactar con sus clientes que ya cruzaron la frontera situada al final del último viaje, y les invita a que le envíen “una declaración firmada” y a que le llamen al servicio 24 horas de atención telefónica.
—A ver si entiendo bien: ¿me estas diciendo que la empresa telefónica italiana intenta ponerse en contacto con personas fallecidas? ¡Pero si tú no fumas, o si?
Compruébalo tú mismo, Tolico.

P.D.: ¡Cómo me encanta el feedback con Olivo! Muá. Y el gato polaco, ¿no tiene nada que aportar?

lunes, 25 de febrero de 2008

Paisaje urbano madrileño

—Mi querido Bartolo: Asier y alguna otra persona se interesan por tu paradero en el fin de semana, como que te imaginan ausente.
—Mis admiradores saben que soy algo cascarrabias, pero no ignoran que, cuando tratamos asuntos serios, la responsabilidad es mi divisa.
—Hoy, está más claro que nunca que no tienes abuela, Tolico…
—Y es verdad: ya no tengo abuela, supongo, soy único y te prevengo para que no te confíes, que el alma y la estrella del blog soy yo. Por cierto, te veo confundido, sin tema decidido para la reflexión de hoy. A ver si nos centramos, Manoliño. Mientras tanto, permíteme que deje constancia de mi pesar, de la pena que me causa el ensañamiento con que el mar se aplica en Galicia estas últimas semanas en particular. El sábado, mientras honrábamos a los marineros de Camelle y a sus familias, un leal servidor público, miembro de la Guardia Civil del mar, fallecía víctima de naufragio cuando participaba en un salvamento que resultó ser una falsa alarma. ¡Lástima! ¿Cuándo descansará la madre sin sueño?
—Gracias, Tolico, por dejar testimonio del hecho, que no quisiera resultar cansino y monotemático ante nuestros lectores.
—Dicho queda, Manoliño. Y ahora, ¿qué?
—Podríamos referirnos al deterioro que experimenta la almendra central de nuestra capital.
—Pero, ¿no habíamos establecido que religión y política son asuntos vetados en los Manólogos?
—Bartolo: no vamos a ensañarnos con los Hunos ni con los Hotros —para emplear el lenguaje de Unamuno—, pero resulta inadmisible el paisaje urbano de la plaza del Carmen, de la calle de la Montera y aledaños, a pocos metros de la Puerta del Sol, con botellón, suciedad, prostitución a gogó y una comisaría en la que hacen guardia cada noche un grupo de inmigrantes necesitados de algún documento administrativo. Ojalá que las cámaras que esta madrugada entraron en servicio palíen espectáculo tan penoso.
—Y Tolico pone la guinda: ¿ande andarán los Hunos y los Hotros?

domingo, 24 de febrero de 2008

Setenta años de “Nanas”

Querido Tolico: A no más de cien metros de la casa en que vivió Celso Emilio Ferreiro, en la calle del Conde de Peñalver esquina a la de Juan Bravo, en un viejo e inmenso edificio de ladrillo vista y techos altísimos habilitado hoy como residencia geriátrica, el curioso puede detenerse ante la placa que reproducimos. En unos meses, las Nanas cumplirán setenta años. Reléelas y caerás en la cuenta de que se comentan solas.
Desde esta esquina de la aldea global, nuestro particular recuerdo a Miguel Hernández, el orgullo de todos los cabreros.

sábado, 23 de febrero de 2008

Otra vez el mar de la Costa de la Muerte

Mi querido Tolico: De nuevo, la “madre sin sueño” golpea como sólo ella sabe hacerlo. Amanecíamos ayer al día a día cuando la radio daba cuenta de la desgracia en Camelle. La eterna maldición se cobró dos vidas esta vez. Y van, ¿cuántas?
Cuando las circunstancias me llevan por la calle de Juan Bravo, a la altura de la del Conde de Peñalver no puedo evitar levantar la cabeza y recordar a Celso Emilio Ferreiro a través de la placa que encabeza esta entrada. ¡Mi admirado paisano! ¡Cuánto hace que no leo palabra alguna en torno a su persona o a su obra! ¿Es posible que resulte así de frágil la memoria del ser humano? Contaba cincuenta años cuando Longa noite de pedra/Larga noche de piedra ve la luz. Permíteme, Tolico, que el poema que da nombre al libro sirva de homenaje a los dos marineros víctimas de la ira incontenida de una naturaleza ebria de locura.

viernes, 22 de febrero de 2008

El 21 de la calle de la Paz

Querido Bartolo: Ignoro las circunstancias que concurren en el número 21 de la calle de la Paz de Orense y, aun a sabiendas de que sendas fundaciones convenientemente ubicadas mantienen la memoria de Vicente Risco y Ramón Otero Pedrayo, me apena profundamente que la casa natal de estos dos bastiones de la cultura gallega no tenga consideración distinta a la que posee.

jueves, 21 de febrero de 2008

Bartolo exige voto y veto

—Querido Bartolo…
—Querido Manoliño…
—¿Cuándo pondrás en práctica los buenos modales, Tolico?
—Es que no quiero que te adelantes, y dado que intuyo el asunto que vamos a tratar…
—¿Cuál?
—El eclipse total de Luna de esta madrugada.
—Pues va a ser que no, colega.
—¡Que no! ¿Con qué criterio eliges el tema? Yo, además de voz, quiero disponer de voto y de veto. ¿Has presenciado alguna vez un eclipse de Luna? ¿Sabes que no tendrás oportunidad de disfrutar de otro en la presente década? ¿Y te defines “curioso de la vida”? Vamos, di algo, que por llevarme la contraria eres capaz de todo.
—Es más que interesante tu propuesta, Tolico, pero estoy seguro de que relacionar las dos noticias que te propongo no te resultará menos atractivo. La Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) contabiliza 34 millones de personas analfabetas en Iberoamérica.
—¿Tantas?
—Y tiene en marcha un plan de acción —seguramente condenado al fracaso, como viene sucediendo desde hace décadas— llamado a erradicar tal plaga para dentro de siete años.
—Como ya te dije hace unos días, Manoliño, largo me lo fiais, y no quiero resultar pesimista. ¿Y la otra noticia?
—Mientras tú soñabas con el eclipse total de Luna, EE.UU. derribaba un satélite espía con menos de dos años de existencia que los científicos no consiguieron ubicar en la órbita correcta y llamado a impactar sobre la Tierra.
—¡Leches, Manoliño! Han hecho bien en destruirlo, que yo no tengo pasión alguna por morir víctima de semejante colisión.
—Por supuesto, Bartolo, pero, ¿sabes cuánto costó la operación? Nada menos que entre 27 y 41 millones de euros, y no se menciona el valor del satélite.
—¿Y qué esperas que diga, colega, lo del orden de prioridades, que tienes una pizca de razón o que eres un demagogo?

miércoles, 20 de febrero de 2008

“Si tienes un sueño…”

—Hola, Bartolo…
—¿Hola, Manoliño?
—Pues sí, Bartolo: simplemente, hola, que desde ayer no se me va de la cabeza lo que dijiste a Jorge de acompañarle en su buque petrolero aunque fuese como polizón.
—¡Qué agilidad mental la de Manoliño, Señor!
—Hace años…
—Y, además, viejo pellejo, que me tiene aburrido con tanta batallita.
—No me dejo ofender, Bartolo. Prosigo. Hace un buen puñado de años, conocí en el mundo rural a un maestro auténtico, de los de mi niñez, vocacional…
—De los que no abundan.
—Y este caballero esperaba ansioso la llegada de la jubilación, ¿sabes para qué? Para cumplir el sueño de su vida.
—¿Y cuál era?
—Disponer de un pollino.
—Otro Platero y, a lo mejor, hasta pensaba escribirle un libro, como hizo Juan Ramón. ¿Y la moraleja?
—Falleció cuando tramitaba el papeleo.
—Lo siento, Manoliño. ¡Qué triste!
—Estoy seguro de que si a aquel maestro de la vieja escuela le fuese dada la oportunidad de repetir la existencia recordaría un mensaje publicitario que no hace mucho martilleaba nuestros oídos y que decía: “Si tienes un sueño, persíguelo”. Y, naturalmente, intentaría llevarlo a la práctica.
—¿Me estás echando, colega?

martes, 19 de febrero de 2008

El verdadero talento

—Querido Bartolo...
—¡Querido Manoliño!
—¡Qué poco me agrada el tono, colega! ¿Qué lees con tanto interés?
—Algo que tú deberías no sólo leer, sino estudiar. Leo la columna de este mes de Muñoz Molina en Muy Interesante.
—¿Estudiar?
—¡Estudiar, Manoliño, estudiar! Analiza la técnica de Antonio…
—¿Sois troncos?
—Tómalo a coña si quieres, pero no dejes de observar con qué tino selecciona el tema de sus artículos el maestro: mes a mes resultan atractivos, enganchan, te llevan de la mano y dejan en ti ese punto que te obliga a reflexionar, y lo mejor, te provocan el deseo de seguir leyéndole, y para ello habrás de aguardar al siguiente número de la revista, nada más y nada menos que un mes.
—¿Qué asunto afronta don Antonio?
—Las obras de arte que los genios son capaces de crear aun en condiciones extremas de salud.
—Bartolo, ¿quién crea la obra de arte, el genio o el hombre?
—No me confundas, Manoliño. La obra la crea el genio que el artista lleva dentro.
—Dejo aquí la diatriba, Tolico, porque hace unos días ya nos hemos referido al artesano, al oficio, al talento y a los artistas y genios, y no quiero mantener una permanente discusión contigo. Recuerda que Cela hacía votos para que la inspiración le encontrase trabajando. Sin dedicación y sin pasión no puede existir obra, y mucho menos existirá obra de arte.
—No quieres entenderme y terminaré por prescindir de ti, colega.
—¡Vamos, Tolico, que nuestras diferencias de criterio son sin intención! Muñoz Molina seguro que menciona a Beethoven.
—Efectivamente. Resulta increíble pensar que la Novena Sinfonía pueda ser compuesta por un sordo o el Réquiem por un moribundo.
—¿Y a quién cita además?
—Se explaya con Monet. Yo ignoraba que, en los años previos a 1923, era un genio casi ciego, víctima de cataratas, que pintaba guiado por la etiqueta de los botes de pintura, por el oficio y por el talento.
—A los genios que menciona Muñoz Molina, añadamos nosotros el caso de Renoir que, siendo viejo y víctima de una severa artritis en las manos, no renunció a seguir pintando; pedía que le ataran los pinceles a la mano y así logró las últimas obras. Para terminar, pon la guinda, Tolico, que no quisiera dar lugar a impresiones equívocas.
—Termina diciendo el maestro que “El verdadero talento saca provecho de las limitaciones igual que de las ventajas”.

P.D.: Bartolo, que en el fondo es un tímido irredento, me pide que le diga a Jorge que echará en falta el punto que Google Analytics nos sitúa a diario en La Coruña, que si pudiésemos vernos estará encantado de saludarle y de descubrirle secretos de Manoliño, que la campaña se pasará en seguida y que, si se tercia, estaría dispuesto a acompañarle aunque sea en calidad de polizón.

lunes, 18 de febrero de 2008

Bartolo, fénix

—Buenas, Manoliño.
—¿Buenas, Bartolo? ¿Te encuentras bien? Es la primera vez que iniciamos una entrada en un tono tan poco cariñoso.
—¿Quién te levantó el ánimo ayer? No hace falta que yo diga a mis lectores que Bartolo, que es de todos conocido, porque Tolico es como el fénix que renace de sus cenizas. ¡Pelillos a la mar con lo del Día de San Valentín, actitud positiva y mirada al frente! Y te digo más, colega, te planteo un ultimátum: o te pones las pilas y aceptas mis sugerencias o el menda se independiza y monta su propio blog...
—¿Tu propio blog?
—Mi propio blog, efectivamente, que estoy cansado de plegarme a tus caprichos cuando el alma de esta obra soy yo, el gran Tolico. Y si no, revisa los comentarios que he recibido en los últimos días. ¡Qué reconocido estoy a todos los amigos que, además de leerme, me envían su apoyo y su cariño! ¡Viva Tolico!
—Me descolocas, colega, me dejas sin palabras.
—Pues reacciona, Manoliño, y vamos a la entrada de hoy, que luego me dices que hemos agotado el palmo diario de espacio.
—¿Recuerdas, Tolico, que hace unos días nos referíamos a las mascotas virtuales?
—¡Qué pena, Señor!
—En el fin de semana, leo curiosidades en torno a las mascotas reales, las de carne y hueso, en EE. UU.
—¿Como qué?
—Los estadounidenses, globalmente, dedican mayor cantidad de recursos a sus animales de compañía que a la música, al cine o a los videojuegos.
—¡No me lo puedo creer! La industria del sector estará encantada.
—Más datos: parejas de recién casados adoptan animales que les sirvan de entrenamiento antes de ser padres.
—¡Denunciable de todo punto! Y luego, ¿qué hacen con ellos?
—Los titulares de mascotas mantienen un “idilio amoroso” con ellas, las humanizan, se identifican en su presencia como “mamá” o “papá” y llevan su foto en la cartera.
—¡Increíble!
—Y, alrededor de esta creciente necesidad, surge un mundo de servicios...
—De listillos, querrás decir...
—De aprovechados que diseñan modelos para las mascotas, de restaurantes y hoteles de campanillas que las aceptan como clientes, de compañías de seguros que lanzan pólizas sanitarias, de clínicas de adelgazamiento, de bufetes que gestionan el patrimonio heredado, de funerarias y hasta de cementerios en los que el animal y su dueño pueden reposar eternamente juntos.
—¿Te has parado a pensar, Manoliño, quién es mascota de quién? Y mientras tanto, millones de compatriotas muriendo de indigencia, de enfermedad y de soledad. Decididamente, el ser humano es irrecuperable.

domingo, 17 de febrero de 2008

El pibe, de Erasmus

—Mi querido Tolico...
—Mi querido Manoliño: ¡Anímate, colega! Sin que te sirva de precedente, expláyate conmigo, que lo necesitas, que te sientes como yo el Día de San Valentín, y si permites que el corazón guíe tu mano —¡qué carca, escribiendo todavía a mano!— hasta es posible que alumbres unas líneas agradables de leer.
—Gracias, colega. ¡Cómo me conoces! El chaval acaba de iniciar su experiencia Erasmus y, después de un año de mentalización, descubro que sigo sin estar preparado.
—¿Qué libro comenzaste a leer este fin de semana?
El camino secreto de Santiago. La ruta pagana de los muertos (1).
—¿Y cuál es la idea central que late en las 70 páginas que llevas vistas?
—Que, desde la Prehistoria, se constatan permanentes migraciones del Este al Oeste persiguiendo el Sol hasta alcanzar Finisterre, donde el Astro Rey muere cada tarde sumergido en el Mar Tenebroso.
—Pues bien: si el género humano perdiese el gen de la curiosidad, de la inquietud, del inconformismo, de la superación..., el mundo, tal cual lo conocemos, acabaría deteniéndose.
—Acepto el análisis, Bartolo, pero la aceptación no logra que desaparezca el nudo de mi garganta.
—Eso es cosa de las madres, ¡blando, más que blando! Sabes, Manoliño, que nuestro pibe es un chico legal, como dice la peña, amigo de sus amigos, sensible, humano, serio, responsable y fuerte, y estoy seguro de que esta experiencia enriquecerá su persona.
—Gracias, Tolico. Acaso sea pasión de padre, pero también lo veo yo así.
—Anda, cierra la entrada de hoy con aquella cita de Murguía con que finalizaste tu intervención en la ceremonia de graduación de la promoción del muchacho.
—Cierto que es atinada, Tolico. Murguía escribe el prólogo de Femeninas, la primera publicación de Valle-Inclán, y desea al autor recién nacido que cumpla su destino y que los hados le sean propicios.
—¡Pues, eso te desea Tolico, tronco! Y tú, Manoliño, ¿a qué esperas para endurecerte?

(1) Lema, Rafel: El camino secreto de Santiago. La ruta pagana de los muertos. EDAF. Madrid. 2007, regalo del viejo amigo Cipriano desde su Librería Ler, en Puebla del Caramiñal.

sábado, 16 de febrero de 2008

El terror de Sir Arthur Sullivan

—Mi querido Tolico: ¿En qué nivel se hallan esos ánimos?
—Corramos un tupido velo, y no olvides advertir a los nuevos amigos que, a mi sugerencia, los fines de semana cambiamos la orientación del post e incluimos un texto a modo de antología, pero, eso sí, siempre con contenido.
—Advertidos quedan.
—Pues, ¿a qué esperas, Manoliño?
—Gracias, colega. Thomas Alva Edison inventa el fonógrafo en 1877 y lo patenta pasados unos meses. Diez años después graba a Sir Arthur Sullivan. De aquel mensaje, extraigo esta cita:

“Estoy aterrado ante el pensamiento de que tanta música mala y deleznable pueda ser conservada en discos para siempre”.

—Me pregunto, Manoliño, cuál sería el sentir del músico respecto de internet si le fuese dado vivir en este tiempo.

viernes, 15 de febrero de 2008

Bartolo, deprimido

—Mi querido Tolico…
—¡Mi querido Tolico! ¡Qué bien que hoy me digas "mi querido Tolico"!
—¿Qué te sucede? No entiendo nada. Ayer, tan contento porque el
CiberPaís se hizo eco de nuestra existencia —¡cómo disfrutabas según crecían las visitas al blog y el mapa de Google Analytics se llenaba de puntos!— y, unas horas después, te encuentro alicaído…
—¿Alicaído, Manoliño? ¡Mejor diría, derrotado!
—En verdad, Bartolo, que mi proverbial torpeza me impide captar qué te aflige.
—¿Torpeza? ¡Y más que torpeza! ¡Cómo no voy a sentirme contento de tantas vistas nuevas que recibí! No olvides quién es la estrella, y ponte las pilas, que mantener la atención de tantos nuevos amigos te exige más y más.
—¿Y ese ánimo, Tolico?
—¡Tolico, Tolico! ¿Acaso ignoras, Manoliño, que existe una herramienta llamada calendario que nos recuerda el día en que vivimos? No, no me respondas, que sigo preguntándote. ¿Sabes, conoces o recuerdas que hoy es día 15 de febrero y que ayer fue Día de San Valentín?
—¡San Valentín!
—¡El Día de los Enamorados, Manoliño! Y aquí me tienes, nerviosito, de acá para allá, esperando. Ni una palabra especial, ni una invitación a comer fuera, ni un humilde Mon Cherie, ¡nada!
—¡Cómo lo siento, Bartolo! El próximo año, tendré mucho gusto en invitarte a…
una comida para enamorar.
—Largo me lo fiais, Manoliño.

jueves, 14 de febrero de 2008

El arte, a la palestra

—Querido Bartolo: directos al grano…
—¿Qué dices, Manoliño?
—Intento que no distraigas a nuestros lectores…
—¡Coartas mi libertad! ¿Qué digo? Intentas coartar mi libertad, y sabrás que no me dejo.
—¿Puedo continuar? Pues bien, los medios de comunicación nos ofrecen hoy dos caras de una misma moneda en torno a manifestaciones artísticas, o al menos supuestas manifestaciones artísticas.
—¿Supuestas? No me gustas nada, Manoliño. Si escribes supuestas es porque dudas que merezcan tal calificativo. Sé serio, colega, y vayamos a las fuentes. ¿Qué es arte para la Real Academia Española?
—¡Increíble! No sé cómo te las ingenias, pero siempre acabas llevando la batuta del post. Para la RAE, arte es la “Manifestación de la actividad humana mediante la cual se expresa una visión personal y desinteresada que interpreta lo real o imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros”.
—Esa definición, ¿despeja tus dudas? Hace unos días, nos referíamos a los Beatles. Ve a tu prehistoria personal y recuerda qué se decía de los melenas de Liverpool: que parecían perros ladrando, y hace tiempo que fueron canonizados como clásicos. El concepto artístico, como casi todo, resulta mutable, pero, ¡continúa!
—Me obligarás a prescindir de tu colaboración, Tolico. Prosigo. En el centro de Murcia, formando parte del Proyecto de Arte Contemporáneo, se exhibe La Montaña de Escombros. La obra es el resultado de demoler una casa y apilar sus escombros. Los vecinos del entorno, en general, están hasta el moño víctimas de las incomodidades que les genera.
—¿Y la otra cara de la moneda, Manoliño?
—Viajemos a Londres. Dentro de unos días se abrirá al público una exposición de Lucas Cranach y, para darla a conocer, los organizadores diseñaron un cartel que incluye la reproducción de una imagen del artista “muy hermosa y sugerente” según criterio de la Royal Academy. En realidad, un inocente desnudo de hace 500 años. Pues bien, el metro londinense rechazó la publicidad de la exposición para “no ofender a nadie”.
—Decididamente, estamos de atar, Manoliño.

miércoles, 13 de febrero de 2008

Excentricidades

—Querido Manoliño…
—¿De nuevo, Bartolo? Ya sabes cuánto me molesta que tomes la iniciativa…
—Pero si era para felicitarte, que el título promete.
—A veces, Tolico, vibramos en ondas distintas, porque, ¿en qué pensaste cuando lo leíste?
—No me machaques, colega, que de ti puedo esperar cualquier cosa.
—¡Resultas incorregible, Bartolo! ¡Al grano! Si yo te digo Nicole Kidman, ¿qué respondes?
—Algo que no te va a gustar, Manoliño, que a mí no me la das. Intuyo que el nombre te suena, pero no lo sitúas, y has ido a Wikipedia a informarte. ¡Chincha! Mi felicitación porque hoy me lo estás poniendo en bandeja. ¿Qué le sucede a la Kidman?
—Pínchame lo que quieras, Tolico, que tampoco toca hoy. Pues bien, doña Nicole puede sentirse satisfecha porque un bañador que olvidó en la piscina alcanzó un valor equivalente al de nueve vacas, rumiantes que aliviarán la pobreza de unas familias indias.
—¡Manoliño, no sesgues la noticia!
—¡Déjame que respire, colega! El subastero de la prenda pretende hacer de ella un objeto de museo cuya exhibición le reporte un dinerito que destinará a comprar más vacas.
—Cuéntame lo del matrimonio inglés, que me encanta.
—En síntesis, Bartolo, Jonathan y Jacqueline adquieren los asientos de tren que ocupaban cuando se conocieron recientemente, ya cincuentones.
—¡Ay, Manoliño, las locuras del amor! Permite que yo aporte mi granito. Me sugiere Asier que, vía Alt 1040, acceda a La Tejedora y finalmente al blog de Jane —desaparecido en combate—, que recibió no sé qué cantidad de miles de visitas morbosas en unas horas porque, supuestamente, decidió que se suicidará a 90 días vista y, mientras tanto, deja sus reflexiones al orbe.
—Unos y otros, en el fondo, están llamando la atención.
—Ahí quería yo llegar, Manoliño. ¿Cuál es mi objetivo en el blog? Deja que yo responda, no sea que lo estropees. Mi objetivo es alcanzar el grado de popularidad a que tengo derecho y que, por tanto, me merezco. Así que, ya estás montando alguna excentricidad que difunda mi existencia por todo el mundo. ¡He dicho! Por cierto, a nuestros amigos Anónimo y Viajero les dejo unas palabritas a sus respectivos comentarios, que contigo no puedo contar. Y las lectoras, ¡a ver si intervienen también!

martes, 12 de febrero de 2008

En torno al oficio más viejo

—Querido Bartolo: Hace unos años, fuimos anfitriones de un joven inglés de Bury St Edmunds. ¿Te acuerdas de John? Establecimos con él un calendario que le permitiera divertirse de acuerdo con su edad a la vez que visitaba y conocía Madrid. Resultó obligada la visita al Parque de Atracciones. Al poco de adentrarnos en la Casa de Campo, el espectáculo de meretrices semidesnudas en busca de clientela resultaba penoso y bochornoso. No menos sorprendente nos pareció que el adolescente británico conociera que aquélla era nuestra realidad madrileña y esperaba ansioso el confirmarla.
—¿Y de qué te escandalizas, Manoliño? ¿En qué mundo habitas?
Leo, con tanta curiosidad como la de John en el recorrido por la Casa de Campo, que el Gobierno británico estudia la conveniencia de aplicar una serie de medidas que limiten la industria del sexo. De ellas, destaco como posibles: tipificar como delito el pago por servicios sexuales, bloquear los números de teléfono de las prostitutas que se anuncien en prensa, y que los periódicos locales publiquen los nombres de los usuarios de tales servicios.
—¿Puedo saber adónde quieres llegar, colega?
—A que las autoridades británicas, conscientes —sin duda— de que no podrán erradicar el oficio más viejo del orbe, intentan atajarlo, mientras que nuestros representantes madrileños —convencidos, también sin duda, de su impotencia para hacerle frente— prefieren utilizarlo como arma arrojadiza de unos contra otros.

lunes, 11 de febrero de 2008

¡Feliz jubilación a la silla eléctrica!

—Querido Manoliño…
—¿Otra vez? ¿Por qué te lanzas a iniciar la entrada? ¿Me percibes con el tono bajo, quieres ganar todavía más terreno, provocarme…? Deja que comience yo.
—Empieza si eso hace que te sientas mejor. Espero que ahora me digas que te hice perder el hilo y que te cuesta atinar. Acepta que tienes unos cuantos temas entre manos a los que hincar el diente y quisieras afrontar el de la
jubilación de la silla eléctrica en Nebraska, y no sabes cómo sin perder la compostura. No quieres reconocer que la estrella del blog soy yo y no me dejas intervenir; así que, afróntalo como mejor te lo permitan tus entendederas.
—¡Qué malandrín, colega! ¿Qué esperas que escriba? ¿Que soy tan iluso como para pensar que todo el mundo es bueno y que sobran códigos, jueces y sentencias? La humanidad descubrió hace miles de años el error de ese principio y, desde entonces, busca desesperadamente la manera más sensata de encararlo. Ya son historia dos soluciones extremas: la ley de Talión y el bíblico ofrecer la otra mejilla. Y, entre una y otra, la sociedad y el sistema —por delegación de aquélla— seguirán buscando por toda la eternidad ese punto G que resarza suficientemente a la víctima y que contemple la recuperación social del miembro descarriado. ¿Qué tal?
—Confieso con asombro que no suena mal… si fueras un político en campaña. ¿Lo eres?
—Ya termino, Tolico, y hasta donde soy capaz de llegar es a desear feliz jubilación a la silla eléctrica.

domingo, 10 de febrero de 2008

“La esperanza de remediar lo irremediable”

—Querido Bartolo: Continuamos con la antología del fin de semana. Hoy, el poema Justicia, de nuestro admirado Santiago Sánchez Torrado:

No hay justicia en la vida de los pobres,
no hay justicia en el falso esplendor de la ciudad,
no hay justicia en la retórica política,
no hay justicia en la ética burguesa,
no hay justicia en el discurso posmoderno.
No hay justicia en el ejercicio del poder,
no hay justicia en la guerra,
no hay justicia en el juicio de la colza.
Pero hay justicia en la defensa de los débiles,
en el empeño utópico por sanear la vida,
en los intentos repetidos de que esto cambie para siempre.
Es justicia, sobre todo, ese calor que arde en la entraña del corazón,
el desasosiego por la tristeza de este mundo,
el dolor de todos que se hace cercano,
la esperanza de remediar lo irremediable.
Es justicia la quemadura de la injusticia.
Es justicia el peso y el grito de la verdad.

(Sánchez Torrado, Santiago: Corazón abierto. Ediciones Endimión. Madrid. 1992)

sábado, 9 de febrero de 2008

“Madre sin sueño”

—Querido Bartolo: De nuevo, el mar ha vuelto a golpear, a cebarse en el alma de las familias de Ribeira. Cuando leí la noticia, retornaron a mi mente estos versos de El Profeta, de Kalil Gibran:

Estoy preparado para partir y mis ansias, con las
velas desplegadas, aguardan el viento.
Respiraré una vez más este aire quieto, miraré sólo
una vez hacia atrás, amorosamente.
Y luego estaré junto a vosotros, marino entre
marinos.
Y tú, inmenso mar, madre sin sueño.
Tú que eres la paz y la libertad para el río y el
arroyo.
Permite un rodeo más a esta corriente, un murmullo
más a esta cañada.
Y luego iré a tu encuentro, como gota sin límites a
un océano sin límites.

P.D.: Amigo Viajero —permíteme el tuteo—: ¡Qué verso el tuyo más hermoso, realista y, como consecuencia, triste!

viernes, 8 de febrero de 2008

Europa condena la esclavitud

—Querido Bartolo: Tal día como hoy, 8 de febrero…
—¿Tal día como hoy, Manoliño? ¿Tan seco de ideas te encuentras después de un mes de blog que necesitas echar mano de las efemérides? ¿Se te agotaron ya los temas? ¿Y todo el barullo de periódicos, revistas y recortes que amontonas? Vergüenza debería darte el desorden en que mantienes este rincón de trabajo. Todavía no sé por qué te lo consiento. ¡Desgracia la mía cuando acepté participar en esta experiencia! ¿Es que no vas a decir nada?
—¿Terminaste de desahogarte? Prosigo. El Congreso de Viena pasa a la Historia como la primera conferencia de paz del mundo moderno. Se desarrolla entre 1814 y 1815, concluidas las guerras napoleónicas, y tenía como objetivo restablecer o reordenar las fronteras europeas. Después de meses de reuniones, negociaciones, contubernios, cacerías, banquetes, fiestas… los participantes, en los albores del verano, alumbran el acuerdo. Previamente, habían alcanzado declaraciones políticas, como la firmada el 8 de febrero que, en esencia, condena la esclavitud.
—O sea que la esclavitud fue legal hasta 1815. Pero la Revolución Francesa…
—Efectivamente, Tolico, la Revolución Francesa, 25 años atrás, había proclamado la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, pero las Declaraciones no pasan de ser hermosas manifestaciones de buena voluntad. El acuerdo que hoy recordamos no establecía medidas para hacerlo efectivo y, en la práctica, varios estados firmantes continuaron tolerando la esclavitud.
—Menos mal, colega, que hemos nacido en una época en la que no está de moda arrastrar cadenas.
—¿Estás seguro, Bartolo? Reflexiona y tal vez descubras distintos modelos de cadenas. ¿Cómo llamarías al comercio de seres humanos, a los contratos basura, a la inestabilidad laboral, a la especulación, a las hipotecas más dilatadas que la posible vida laboral de sus sufridores, a…?

jueves, 7 de febrero de 2008

De artesanos, talento, artistas y genios

—Querido Bartolo: si alguien te lo preguntase, ¿cómo te definirías?
—¡Vaya tontería de pregunta! ¿Crees, acaso, que con preguntas así de simplonas vamos a aumentar el número de lectores?
—¿Vuelves a las andadas?
—Todavía no sé, Manoliño, cómo acepté colaborar contigo. ¡Vaya porvenir que me aguarda! ¿Que cómo me definiría? Como lo que soy: Bartolo, Tolico para los íntimos.
—No consigo hacer carrera de ti, Bartolo. En el discurso de recepción del Premio Cervantes por Delibes, al que nos referimos hace unos días, el maestro alude al “noble oficio de las letras”. Y dos años después, Cela, en igual acto, se refiere a “Este oficio que ejerzo”, además de proclamar su “lealtad a mi oficio”. ¡Oficio! Modestamente se proclaman artesanos.
—Pero, ¡qué artesanos!
—Al oficio le suman el talento y la combinación les transforma en artistas y aun en genios.
—Vaya novedad: Manoliño ha descubierto que Delibes y Cela son dos genios.
—Sigues puntilloso, Tolico. Adonde quiero llegar es a esa patulea de casposos sin más beneficio que protagonizar escándalos, participar en reality show y distraer a un sector del respetable ávido de pan y toros e incapaz de afrontar su propia realidad. Y esa panda de mataos no siente el menor sonrojo al autoproclamarse artistas.
—Y hasta es probable que se lo crean.

miércoles, 6 de febrero de 2008

Bartolo quiere viajar en el tiempo

—Querido Bartolo: Te encuentro especialmente serio, abstraído, taciturno…
—Diría yo que reflexivo, Manoliño. Y es que, si los Beatles ven cumplido su sueño de cruzar el espacio, yo también podría viajar atravesando el universo. ¿Te lo imaginas? Como en Across the Universe (A través del Universo), yo quiero ver “imágenes de luz bailando ante mí como un millón de ojos que me llaman y me llaman a través del universo”.
—Hoy, no te preguntaré si has fumado, Bartolo. Déjame que pierda los modales por una vez y que directamente te califique de cabra loca.
—No te lo tomo en cuenta, colega, que estoy exultante con la idea de conocer qué sucederá con la preciosa canción de los Beatles cuando dentro de 431 años alcance la Estrella Polar.
—No es que estés como una cabra loca, Tolico, ¡estás de psiquiátrico! ¿O es que esperas vivir esos cientos de años?
—¡Ahí quería yo llegar, Manoliño! Ya se sabe que la ignorancia es osada, y tú no podías ser excepción. Atiéndeme bien, señor maestro: ¿Qué sabes de Parménides? ¡Pues al diccionario, que a mí no se me paga por darte clase particular! Parménides, hace 2.500 años, advirtió que el tiempo es una ilusión.
—¿Una ilusión? ¡Una leche!
—¿Tampoco te suena la paradoja de los gemelos? Me esforzaré por descender a tu nivel, Manoliño. Si Einstein no está errado, yo viajaría en el espacio a una velocidad próxima a la de la luz; unos años después, retornaría y me encontraría con un mundo totalmente distinto al que dejé, un mundo del que habrían desaparecido mis coetáneos y los hijos de los hijos de mis coetáneos, un mundo que esperaría mi vuelta con expectación porque yo sería la confirmación de tanta teoría, ¡y hecho un chaval! Y conocería el desenlace de la llegada de Acros the Universe a la Estrella Polar. ¿Alcanzas a imaginártelo?
—Difícilmente, Tolico. Según avanzabas en tu disertación, se afianzaba en mí la idea de que perteneces a ese grupo de seres que basculan entre el síndrome de Peter Pan y el ansia de una vida infinita. ¡Pobre Bartolo! ¡Despierta!

martes, 5 de febrero de 2008

Mal de muchos…

—Mi querido Tolico: la encuesta fue realizada a 3.000 jóvenes ingleses menores de 20 años y arroja resultados estremecedores:

* Casi uno de cada cuatro cree que Churchill es un personaje de ficción.
* Más de la mitad estima que Holmes y Watson existieron en la realidad.
* Tres de cada cien identifican a Gandhi con un personaje de novela.
* Otro tanto acontece con Dickens.
* Y cuatro de cada cien piensan lo mismo de Cleopatra.

—Sigue admirando el modelo educativo inglés, Manoliño. ¿Es que todavía no te has dado cuenta de que el sistema prefiere sociedades incultas, sociedades incapaces de pensar, sociedades susceptibles de aborregarse?

P.D.: Nuestro reconocimiento a Viajero por entrar a leernos y por dejar su comentario. ¡Cuánta profundidad destilan sus palabras!

lunes, 4 de febrero de 2008

Pasión por la profesión o la noche "Goya" de Alfredo Landa

—Querido Bartolo: ¿Cómo de ruin será el cine por dentro, entre bambalinas?
—¡Pobre iluso Manoliño! Pues, como todos los mundos: amistades inquebrantables, envidias, zancadillas, quítate tú para ponerme yo, puñaladas traperas…
—No dejas títere con cabeza, Tolico.
—¡Qué pena de hombre! Parece que hubieras salido ayer de la aldea, eres más madrileño que la Cibeles y no acabas de enterarte de cómo es la vida. ¡Sigue así!
—¿Y qué me dices de
Alfredo Landa, colega?
—¿A mí me lo preguntas? ¿No sois de igual generación?
—No te curro por no entretenerme. Don Alfredo atesora una vida de trabajo…
—Igual que casi todo el mundo.
—Te encuentro puntilloso, Bartolo.
—¿Puntilloso? ¡Realista! ¿Qué me dices de los marineros, de los mineros, de los barrenderos, de…?
—¡Alto, alto, amigo! No compares, que tampoco lo hago yo. Alfredo Landa es un currante y un artesano de la interpretación que alcanzó el grado de Actor con mayúscula.
—Y no seré yo quien se lo niegue, Manoliño.
—Don Alfredo, Bartolo, al terminar el rodaje de Luz de domingo cayó en la cuenta de que había perdido su pasión por hacer cine, y entendió que “esta profesión sin pasión no vale la pena”, y se retira.
—¿Y qué profesión puede ejercerse sin pasión? ¡Feliz edad de júbilo, Sr. Landa, le desea Tolico, que con 75 años a punto de cumplir la tiene usted bien merecida! ¡Ojalá que un servidor y tantos cientos de miles de curritos pudiésemos retirarnos a nuestros cuarteles de invierno y vivir un retiro… discreto. Y antes de que este simple de colega me obsequie con una colleja, déjeme decirle que disfruté y disfruto con su trabajo, que le admiro como profesional y que le deseo lo mejor en esta nueva etapa de su vida.

domingo, 3 de febrero de 2008

“El viaje definitivo”

Querido Bartolo: como continuación de la entrada de ayer, permíteme que incluyamos hoy un inmenso poema de Juan Ramón titulado El viaje definitivo:

Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros
cantando;
y se quedará mi huerto, con su verde árbol
y con su pozo blanco.
Todas las tardes, el cielo será azul y plácido;
y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.
Se morirán aquellos que me amaron
y el pueblo se hará nuevo cada año;
y en el rincón aquel de mi huerto florido y encalado,
mi espíritu errará, nostálgico…
Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol
verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido…
Y se quedarán los pájaros cantando.

sábado, 2 de febrero de 2008

“Sólo fue un sueño”

Querido Bartolo:
Al asesinado John F. Kennedy le sucedió el vicepresidente Johnson; años atrás, otro vicepresidente Johnson sucedió al asesinado Lincoln, el hijo de un carpintero convertido en granjero, que fue abogado, que alcanzó la dignidad de la presidencia del poderoso Estados Unidos y que tuvo el valor de proclamar un principio tan ofensivo como que “todos los hombres son iguales ante la ley y ante Dios”.
Unas diez o doce noches antes del magnicidio, Lincoln vivió un extraño sueño que refirió así a su esposa:

“Hace diez días, me acosté muy tarde esperando unos mensajes importantes del frente. No hacía mucho que estaba en cama cuando caí en un sopor muy profundo ya que estaba agotado. No tardé en empezar a soñar. Me pareció percibir un silencio de muerte a mi alrededor. Después, oí unos sollozos ahogados, como de alguien que llorase. Creí levantarme de la cama y descender la escalera. En el piso bajo, el silencio estaba roto por los mismos tristes lamentos.
Fui de habitación en habitación y sin ver a nadie, aunque los sollozos continuaban sin ceder un ápice. Vi luz en todas las habitaciones. Todos los objetos me eran familiares, pero, ¿dónde se hallaban las personas que sollozaban como si se les partiese el corazón? Me sentía intrigado y alarmado. ¿Cuál era el significado de todo aquello?
Determinado a descubrir la causa de una situación tan misteriosa y extraña, seguí avanzando hasta que llegué a la sala Este, donde entré. Allí vi una aterradora sorpresa. Delante de mí se alzaba un catafalco sobre el que reposaba un cadáver amortajado. A su alrededor los soldados montaban la guardia. Había un grupo de personas contemplando tristemente el cadáver, cuyo rostro quedaba velado. Otros lloraban sin consuelo.
—¿Quién ha muerto en la Casa Blanca? —pregunté a un soldado.
—El señor Presidente —fue la inesperada respuesta. Y el soldado añadió—: Lo ha matado un asesino.
De pronto, se produjo entre los reunidos una fuerte explosión de lamentaciones y sollozos, y esto me despertó.
Aquella noche no logré volver a conciliar el sueño, y aunque sé que sólo fue un sueño, me tiene grandemente preocupado.”

La premonición se hizo realidad el 14 de abril de 1865 cuando el fanático John Wilkes Booth descerrajó la cabeza del señor Presidente.

viernes, 1 de febrero de 2008

Gracias a nuestros amigos lectores por el primer mes de vida

—Querido Manoliño…
—Querido Bartolo…
—Querido Manoliño…
—¡Ya está bien, Bartolo! ¡Basta de impertinencias! ¿O es que tú vives también la andropausia? ¡Serénate! Esperaba que después de nuestro primer mes de vida como colegas al frente del blog tuviésemos un inicio sosegado del segundo mes, que alguno de nuestros amigos lectores me sugiere mesura verbalmente.
—¡Adelante, Manoliño! Me pillas un poco bajo, pero ya remontaré…
—Como reza el título, ésta es una entrada nacida del corazón, de gratitud a los fieles lectores que reiteran su visita a este discreto rincón y que nos leen de verdad. Porque Google Analytics nos informa de que hemos recibido visitas de medio mundo, desde Colombia a Polonia pasando por Suiza, Bélgica, Italia, Francia, Canadá, Estados Unidos… y España. ¡Y el promedio de los accesos supera los seis minutos! ¡Gracias de verdad, amigos! Si Orwell levantara la cabeza y constatara que, una vez más, la realidad supera a la ficción, dejaría que su Gran Hermano creciese antes de sacar 1984 a la palestra.
—Palabra de Bartolo: Recibid gratitud verdadera de este colega, y ¡que Manoliño se prepare!