—Querido Bartolo: Continuamos con la antología del fin de semana. Hoy, el poema Justicia, de nuestro admirado Santiago Sánchez Torrado:
No hay justicia en la vida de los pobres,
no hay justicia en el falso esplendor de la ciudad,
no hay justicia en la retórica política,
no hay justicia en la ética burguesa,
no hay justicia en el discurso posmoderno.
No hay justicia en el ejercicio del poder,
no hay justicia en la guerra,
no hay justicia en el juicio de la colza.
Pero hay justicia en la defensa de los débiles,
en el empeño utópico por sanear la vida,
en los intentos repetidos de que esto cambie para siempre.
Es justicia, sobre todo, ese calor que arde en la entraña del corazón,
el desasosiego por la tristeza de este mundo,
el dolor de todos que se hace cercano,
la esperanza de remediar lo irremediable.
Es justicia la quemadura de la injusticia.
Es justicia el peso y el grito de la verdad.
(Sánchez Torrado, Santiago: Corazón abierto. Ediciones Endimión. Madrid. 1992)
2 comentarios:
“Es justicia la esperanza de remediar lo irremediable.
Es justicia la quemadura de la injusticia.
Es justicia el peso y el grito de la verdad.”
Sería justo que hubiera justicia, pero ¿es justa la justicia? No en vano la pintan con venda en los ojos, ¿y la balanza? ¿Quién equilibra la balanza tantas veces desequilibrada? En su articulo en el que habla de la jubilación de la silla eléctrica, tiene mucho que ver con el tema de hoy. Es este un asunto duro y difícil, nadie debería vivir la crueldad de morir sufriendo, pues la muerte no le dará la oportunidad de arrepentirse. La muerte en sí es dolorosa incluso para quien la desea. ¿A caso es justo decidir si alguien merece vivir o morir? Y ¿la hipocresía de los que juzgan a los jueces? ¿Serian capaces de perdonar a quien se sienta en esa silla si las víctimas hubieran sido ellos?.
Estimado Viajero: No consigo hacer carrera de Manoliño, y tampoco soy capaz de impedir que toque asuntos de esta enjundia. ¡Vaya preguntas que deja Vd. en el aire! ¿Poseen respuesta? Palabra de Tolico.
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