jueves, 10 de abril de 2008

Bartolo simpatiza con Milly D’Abbraccio

—Te encuentro pensativo, Tolico. ¿Qué te atribula?
—¿Sabías, Manoliño, que una actriz porno aspira a ser alcaldesa de Roma?
—¿Chicholina, de nuevo?
—No, ésta se llama Milly.
—Lo ignoraba, y, si me permites, diría que la imagino atípica, una candidata que no dejará indiferentes a tirios ni a troyanos. ¿Y es esta mujer el motivo de tu preocupación?
—Es que hace publicidad y tiene programa, Manoliño.
—Bartolo, por favor. Lo normal es que una persona que aspira a ocupar un cargo público presente su programa a los electores. Por cierto, ¿qué plantea?
—Milly…
—Te refieres a ella como si fueseis amigos de toda la vida.
—¡Anda, guasón! Digo que Milly aportaría savia nueva al consistorio, y, además, crearía la “ciudad del amor”.
—¡Qué bonito! Roma, la ciudad eterna, transformada en “ciudad del amor” por obra y gracia de la nueva Chicholina.
—Pero, ¡qué incauto eres, colega! ¿Cuándo haré carrera de ti?
—¡Bartolo!
—¡Alto ahí! No quiero escuchar monsergas. Te conozco tan bien que, si no te corto, me castigarías con una perorata de las tuyas que finalizaría con una máxima de este tenor: cada sociedad tiene los políticos que se merece. Y hoy no tengo el cuerpo para asuntos tan profundos, estoy en otra onda… ¿Vas a preguntarme en qué onda o pretendes que sea yo el único muñidor de la entrada del día?
—Adelante, cuéntame lo de tu onda.
—Coincido con el planteamiento publicitario de Milly; es más, lo hago mío. Verás como, dentro de nada, su nombre, Milly, es tan popular como el de Chicholina…
—Es una actriz.
—Sí, pero la verdadera razón está en su campaña publicitaria. ¿Te importa especialmente esta mujer? ¿Te roba el sueño la evolución del Ayuntamiento romano? Y, sin embargo, tú y yo, como medio mundo, estamos hablando del asunto. ¿Por qué? Pues yo te lo digo: porque Milly empapeló la ciudad con su fotografía en cueros.
—Esperaba algo así, Tolico, pero no acabo de ver adónde quieres ir a parar.
—¿Para qué me asocié contigo en esta aventura del blog?... Para hacerme famoso, ¡el mundialmente famoso Tolico! Pero ya tengo claro que no lo conseguiré sólo con tu viejo lapicero, Manoliño. Te veo encantado de cómo funciona la bitácora, de cómo, cada día, nos leen nuevos amigos —a los que doy la bienvenida, por cierto—, pero yo aspiro a más y no puedo callármelo. ¿A que daríamos la vuelta al mundo, y yo cubriría mi objetivo, si publicáramos en el blog la fotografía de los dos en porretas?

P.D.: Lamento que el correo esté inoperativo. Reitero a Anónimo la dirección alternativa que incluía en la entrada de ayer:
roble33@hotmail.com

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