miércoles, 16 de abril de 2008

De rentabilizar inversiones y maestros senior

—Mi querido Bartolo…
—Así, así me gusta. La realidad me muestra de nuevo que no existe mejor medicina que el estacazo, aunque sea virtual. Ayer te enseñé los dientes y hoy llegas al blog como una seda, y más te vale. Por cierto, no he podido acceder al enlace de la última entrada…
—Lo lamento, Tolico, pero te aseguro que la noticia fue publicada en esa dirección.
—Por esta vez no te lo tomo en consideración, para que mis lectores aprecien que hasta soy capaz de parecer magnánimo. ¡Al grano! Me gusta eso de rentabilizar las inversiones. ¿En qué sugieres que invierta? Y Dios te libre de meter la pata o te corro a gorrazos, que con la pela no se juega.
—No es exactamente lo que estás pensando. La glosa de hoy se refiere a los centros educativos de nivel no universitario, o sea, colegios e institutos. ¿Te has parado a pensar en el dineral que cuesta su construcción y su mantenimiento?...
—¿Y qué pretendes, Manoliño, acoger y formar a nuestros jóvenes en las plazas o en los parques, al aire libre, en plena naturaleza? ¡Qué corto me quedo cuando te llamo cabezón!
—No te apresures, colega, y escúchame. ¿Has tomado en consideración que semejante infraestructura deja de existir a las cuatro o cuatro y media de la tarde de los días lectivos cuando podría seguir prestando servicio total o parcialmente unas horas más cada día?
—Lo que tú pretendes es que te fiche la Ministra.
—Por fin, tímidamente, Galicia da un paso en esta línea posibilitando la apertura de los centros educativos los fines de semana.
—Me alegro de que una de tus viejas reivindicaciones eche a andar. ¿Y lo de los maestros senior?
—Uno, además de cabezón, como tú dices, cree conservar una brizna de sentimiento y no puede evitar emocionarse cuando conoce casos como el de Nicolasa Gómez, que, con 90 años y jubilada desde hace 15, sigue ejerciendo como maestra atendiendo a conciudadanos mayores de los barrios marginales de Riohacha, una vieja ciudad colombiana.
—Nicolasa no es una maestra, sino otra madre Teresa de Calcuta.

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