—¿Dónde, dónde se coló, Manoliño?
—No seré yo quien diga que eres un amarillista y un demagogo, Tolico, pero, repórtate. Por cierto, ¿has oído hablar del ex primer ministro británico en los últimos meses?
—Lo tengo perdido en la nebulosa.
—Desde que abandonó el cargo, hace menos de un año, que se conozca, es emisario para Oriente Medio del Cuarteto diplomático.
—¡Qué título más largo!
—Además, consejero de JP Morgan, asesor de Zurich Financial Services, y lleva impartidas conferencias por valor de un millón de dólares.
—¡Qué fiera, el gachó! Yo quiero volver al colegio, pero al colegio en que él se educó, a ver si se me pega algo.
—Pues bien, Tolico, Tony Blair y su asistente viajaban en tren en dirección al aeropuerto londinense de Heathrow, pero olvidaron pasar por taquilla.
—Te aseguro, Manoliño, que don Tony, además de todo lo que dijiste de él, debe de estar en muy buena forma física, porque dudo mucho que tú fueras capaz de saltarte los tornos del tubo de Londres.
—Y un probo revisor no tuvo mejor ocurrencia que pedirle el billete.
—Pues que se prepare… o, a lo mejor, hasta lo ascienden por semejante atrevimiento. ¡Qué especiales son los británicos, Manoliño! Seguro que la niebla los confunde, porque, ¿te imaginas a nuestros ex presidentes, el señor González o el señor Aznar por poner un par de ejemplos, cual vulgares y anónimos curritos, tomando el metro para dirigirse a la Terminal 4 de Barajas?
—No seré yo quien diga que eres un amarillista y un demagogo, Tolico, pero, repórtate. Por cierto, ¿has oído hablar del ex primer ministro británico en los últimos meses?
—Lo tengo perdido en la nebulosa.
—Desde que abandonó el cargo, hace menos de un año, que se conozca, es emisario para Oriente Medio del Cuarteto diplomático.
—¡Qué título más largo!
—Además, consejero de JP Morgan, asesor de Zurich Financial Services, y lleva impartidas conferencias por valor de un millón de dólares.
—¡Qué fiera, el gachó! Yo quiero volver al colegio, pero al colegio en que él se educó, a ver si se me pega algo.
—Pues bien, Tolico, Tony Blair y su asistente viajaban en tren en dirección al aeropuerto londinense de Heathrow, pero olvidaron pasar por taquilla.
—Te aseguro, Manoliño, que don Tony, además de todo lo que dijiste de él, debe de estar en muy buena forma física, porque dudo mucho que tú fueras capaz de saltarte los tornos del tubo de Londres.
—Y un probo revisor no tuvo mejor ocurrencia que pedirle el billete.
—Pues que se prepare… o, a lo mejor, hasta lo ascienden por semejante atrevimiento. ¡Qué especiales son los británicos, Manoliño! Seguro que la niebla los confunde, porque, ¿te imaginas a nuestros ex presidentes, el señor González o el señor Aznar por poner un par de ejemplos, cual vulgares y anónimos curritos, tomando el metro para dirigirse a la Terminal 4 de Barajas?
1 comentario:
Cuidate Tolico, que te veo en baja forma, o ya te habrías hecho rico vendiendo al Metro la idea publicitaria de los expresidentes tomando el tren.
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